Ahí días, como anoche que cuando salgo por la puerta de casa, cojo un pincel y empiezo a pintar sobre mi, un cielo estrellado como el de Neruda, no tirita la oscuridad porque Marzo, mayea y el agua y los fríos, de aún invierno parecen temerosos ante nuestra soberbia.
Cuando el pueblo se acaba y te sumerges y penetras la cuarta pared ves que detrás, había una cierta luz, la carretera que con mucho mimo ha limpiado Fernando y sus chicos y un pinar al que te sumaras en un instante. La cuesta es fuerte, pero la velocidad la allana; intuyes los Galayos y por ahí, cerca las trincheras. Si miras a nuestra Vega aun rezuma el agua de la tierra movida por Susi; me dice Álvaro, el de Foncho, que es lo que más agradece la viña, será bonito ver el fruto de sus cepas plantadas y todo el sudor y esmero de años de Faustino. La última rampa, giro para meterme de una bruma de hace años, en un invierno sin tener la casa arreglada que me lo andé leyendo y no pude lo que esta noche veo: un inmenso Alto Tajo, que le da oxígeno a un cielo limpio. Descifro carros, estrellas alineadas; creo que alguna puede llamarse Francisca, a su lado ha pasado una fugaz, como nuestra vida, pero ella, nos permanece estos días más. Aquí en sus quehaceres Teresa, Angelines, Santi y Sagrario llevan su luz dentro la que les dio calor o indicó caminos en días no parecía haber carreteras hacia ninguna parte.
Porque oigo un ruido de un ave, importuno la noche y la linterna asusta su tranquilidad, apago enseguida y me disculpo porque en sus patas intuyo una cesta para un viaje a alguna de las lomas donde entonces si poder montar en la alineación primorosa de estrellas, en esos aún creo ir a buscar al tío Ambrosio. Mama vuela en una ráfaga de viento tras pasar un coche, sorprendido por la visión de un Mercurio sin alas, sólo con pesadas piernas.
Envuelto en los árboles que me acarician trazo bailes para los próximos meses. Recuerdo riñas, enfados y me digo de deshacerme de mis grandes certezas que nos las escucha. Caigo por haberme olvidado de decirlas que vi " mucho ruido y pocas nueces". Y que tienen que escuchar pero que el hacer y errar las ayudará a encontrarse.
Doy la vuelta en este sinuoso recorrido, tan poca luz, aunque si vi la de Azañon y Morillejo, el río me espera desde hace cuatro meses, porque me he hecho remolón y por cierto, FA agudo y anda que el más agudo que se columpia en la terraza de la tercera azotea, ese si que es osado.
Acabe mi primer libro de Musica, este próximo lunes 133 días seguidos. La canción de cuna; de los últimos, Donkey riding que no Monkey Man, de The Specials, versionada también por Amy, que estás en nuestra voz. Todo esto parece haber sembrado y ahora queda arado para nuestros próximos aprendizaje. DO, SI, Kalinka, y intuir Drive allí night, Clarence y los sonidos por una noche de magia, con unaa luces que abrasab
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