"Privatizada tu vida, tu trabajo, tu tiempo de amar y tu derecho a pensar. La empresa privada es dueña de ti, de tu pan y de tu salario. Y ahora, no contentos, quieren privatizar el conocimiento, la sabiduría, el pensamiento, que sólo a la humanidad pertenece." Beltolt Brecht
No suele ir ningun copiloto en mi nave. Escuchar a John Coltrane, Bob Dylan u Ondara puede ser una opción. Hoy se ha subido lo que podríamos llamar un espontáneo, pero sólo por lo atípico que es este viaje; porque, por lo demás, empieza a sonar un rosario de lugares comunes y de simplezas con las que se alimenta en subconsciente de la inexistente bondad de quienes se someten a la dictadura de las medias verdades, mentiras, o estas, enteras, ya en sí.
Es cansado, oír el catecismo teórico que contemplan las virtudes, las parábolas y otras palabras con altares de honores: la verdad, condenar la mentira que no tienen nada que ver con los que se escribe en El Debate y otros medios que según su razonamiento, por mentir, pecan y por no tener arrepentimiento, no debieran tener perdón, si es que de verdad creyeran en su dios: Estoy seguro que no le tienen fe; sólo saben que entre la población eso les hace tener un predicamento que les hace abrir su puerta, en votos. Ahora que en este último siglo se ha puesto de moda votar. Añoran aquellos otros tiempos.
En esa tarea de control de la sociedad, están los que han sido siempre privilegiados. Lo vemos ahora, de muchas maneras, lo vio entonces y lo expuso ante la sociedad, entonces Beltolt, pero siempre existe un partido del siglo o un récord que celebrar mientras entran en la trastienda, quienes ya están en tu puerta para ponerte una guía por la que transcurrir.
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