viernes, marzo 03, 2023

Libro

 He publicado mi primer escrito en una pequeña editorial. Me han prometido que serán honestos en el reparto de las ganancias que genere. No tengo muchas expectativas pero ellas me hablaban emocionados. Vamos que nos hemos ido repartiendo un sudario para secarnos los lagrimones que nos salían.

   La temática surgió en el último momento, mientras durante años, he ido escribiendo párrafos intercambiables; lo mismo valían para una victoria de mi equipo, sustentado por los poderes más corruptos del pais, que para una visita al oftalmólogo que ha ido posponiendo nuestra vista, como el juez ese, que va alargando mi enfrentamiento con Mateo, aquel joven que no veía ni tres en un burro ni tres cables, que ya ves tu los que había entonces, no ahora que te asomas al balcón y parece un semillero de cobre, plástico y vibraciones.

    En la página cuatro, un día cogió el bolígrafo mi hijo mayor, el subrogado, para escribirme su agradecimiento por el tiempo pasado juntos; en la segunda línea, por el contrario, me empieza a narrar toda la consciencia que se ha adquiriendo de las circunstancias de su nacimiento, de sus hermanos de madre gestante y de como en el patio de aquella casa familiar existe un árbol que ya tiene su edad. A él le ha permitido conducir y a aquella familia ir podando las diferentes ramas para que puedan llegar a su fruto, y para que les dé una sombra en la que les gusta sentarse a leer libros. A la mediana de aquella familia, suya en sangre, le gusta los libros de Stanbauer, porque de una forma salvaje, desgarradora, ponzoñosa para las mentes pulcras, destruía los lugares comunes en la que viven quienes apoyan la destrucción de una sanidad y seleccionan alumnado, porque se les ha envuelto en libertad, patria y dios, cosas que como el papel estraza puede ser utilizado para envolver pescado podrido, o un libro por escribir.

   El pequeño, cuando llega a ese manzano, no tiene la paciencia para esperar para que su frute madure y de forma bíblica la toma y la come para, a continuación, buscar en Chuck Palaniuk la forma en la que  la penitencia recorra las palabras que puedan descubrir quien será, hoy, el que se marchó por dinero, sin ninguna voluntad propia, para ser acariciado como se pasan los dedos del corazón por una transacción monetaria bien hecha. Estará colmado de amor, porque en estos lugares, los colmados, se encuentra de todo; en mi pueblo de Andalucía, detrás de una garrafa de aceite de ricino, que no se vendía, permaneció durante años una caja de preservativos.

   Describo ese momento de mi hermano, como recuerdo lo que leí sobre la aplicación bestial de ese tipo de aceite sobre mujeres que habían querido otro tipo de sociedad; como si no querer un rey, ni entonces, ni ahora, no fuera lo más natural si se quiere prescindir de intermediarios que, a cambio de una idea volátil ponen el cazo para llevarse un porcentaje de cada litro de petróleo que recibimos.

   Mama, la que me engendró y me vendió, por muchos, lo que fuera, no vamos a entrar en ellos; cuando se sienta bajo las hojas de ese verano caluroso, parece leer un libro de Vargas Llosa, el cuerdo; cuando nota que está sola saca un lápiz de entre las palpitaciones de su pecho y le moja, con un beso; de forma torpe, como embarcada en una tormenta perfecta empieza a tomar el timón de su deriva y jugando con las velas, las olas que son violentas como sus zozobras en noches en que cree haber metido en su cama a quien vendió; y calla, como en un eterno infinito para que sea él quien le vaya narrando sus amores, los abrazos y la decisión que toma hace años,

        Irse a Fraguas a recuperar un pueblo, con muchas vicisitudes y por aquel entonces, sin ningún vecino.

        Su mama, en un duermevela que le ocupa ahora en muchos días y que le hace bostezar en sus clases, se ve buscando información sobre aquellos jóvenes que se fueron allí y a los que, las autoridades, quieren condenar por recuperar una tierra y un pueblo.

         Le llega un tsunami a su lugar mágico; la gran ola del vandalismo de vender armas, especular con las viviendas de los seres humanos paga su peaje de publicidad para que los alcahuetes pululen por las diferentes teles y radios y nombren como enemigos públicos a quienes iluminan y producen vida en un espacio natural

                               Fraguas revive #FraguasLibertad

         Ella abraza en esa cama solitaria la vida que la devuelve pulsos perdidos

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