Las personas pasan, las ideas permanecen; en el libro "Balas para todas" nos dice que eso no siempre es así. Cuando los regímenes tiranos permanecen más tiempo del debido; van eliminando a los opositores poco a poco; quienes han llegado a comprender lo que pasa se conforman con "el asi son las cosas", las ideas parecen que se van diluyendo como azucarillos y no son el aceite que termina subiendo a la superficie.
Hace unos cuarenta años en Afganistan e Irán había un aperturismo que las grandes empresas, que nos sirven las gasolinas con las que nos movemos para encontrar nuestros momentos de felicidad, encargaron de ir cercenando en sus cimientos. El caso de Irán lo cuenta un documental sobre como una de nuestras petroleras de referencia propicio un golpe de estado para poner a una Sha; en esas condiciones nadie puede esperar que tuviera más honestidad de la que tenía el dinero que le había llevado a esa situación, como así fue. Como también sucedió en la monarquia impuesta en España, por un regimen dictatorial con una corrupción que colocó sus piezas en los diferentes estamentos que en algunos casos siguen interviniendo en las decisiones de un estado llamado democrático.
Está denominación también la recibe un pais como Estados Unidos y entre otras cosas, aparte de su participación en aquellos paises del Golfo, una cosa que nos debiera poner los pelos de punta sería que en diferentes estados; casi todos gobernados por los republicanos, se dictan leyes para excluir a los ciudadanos con menos rentas, que en algun momento, de votar lo haría por los demócratas. Seleccionar la gente que puede votar.
Me viene a la cabeza, una persona con la que coincidí en la enseñanza, en uno de los colegios en los que he estado. Pertenecía a un sindicato de maestros, oportunistas y centrados en ellos mismos. En un momento coincidimos a la hora de irnos a tomar en un café en una máquina que teniamos en la sala de profesores.
Me imagino que los dos nos conociamos bien, pero el tenía las tablas y la caradura de haber sido un trepa como, no mucho más tarde, lo demostró cuando el sindicato lo colocó en tareas burocráticas. Un poco en voz alta, habló de lo fundamental de votar en las elecciones sindicales. Cuando ya, cerca de la cafetera, que apartada para evitar sus olores, no los del susodicho que apestaba su falsedad, pudo matizar que sí, había que votar pero sólo si era a ellos.
Le miré con el desprecio que merecía. Siempre lo han hecho esas gentes de grandes principios. De grandes patrias, que como dijo en un artículo Martín Caparros: "cuando las derechas no tienen nada que proponer, hablan de patrias".
Ahora ya, en su desvergüenza ni eso. Van fuera de ella, para hablar no mal de ella, que siempre ha sido un mantra falso; sino de los seres que las habitamos, trabajamos y luchamos por una sociedad más justa.
Enfrente existen tantas excusas, como macrogranjas, pero todas alimentadas a lo bruto, produciendo muchos purines e impidiendo en muchos casos, que las aguas y las cosas se vean claras
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