martes, enero 25, 2022

El relato

 El tiempo libre se debe dedicar a luchar. A veces por un reto que no sabes si fue tuyo o te pusieron ante él, para que lo atraparás creyendo que eras cazador y sin embargo, te llevó a asumir una tarea de la que ya habías salido y ahora tiraba de tí como el anzuelo del pez

   Cuando la asumes como reto, te enganchas como el drogadicto y también tienes problemas para saber salir. En el medio, fuera de la adicción que te deteriora, habrás encontrado seres maravillosos, momentos increíbles, juventud agradecida y mañanas en la que un policia municipal te deja partir porque comprendes que estás al límite.

    Empezar a leer "el lawfare. Golpe de Estado en nombre de la ley" de Arantxa Tirado Sánchez, te lleva a un viaje personal, intransferible  pero trufado con tantas mentes que desde sus pequeños faros van dando el sabor propio de una taza de encuentros para desnudar los falsos ropajes de una sociedad removida en ruidos de una gritona, caida en desvergüenza, imágenes desenfocadas, proclamaciones finales que hilarían ropas de podredumbre donde falsos espejos nos construyen escenarios sin cimientos.

    Habla el libro de las primeras utilizaciones del término "lawfare" y como desde una perspectiva bélica se tuvo el miedo que esas guerras fábricadas se fueran desnudando por el desarrollo de una justicia ética.

  Pronto descubrieron que igual que el anorak, lo puedes convertir en una señal de aviso, con sólo darle la vuelta. La justicia también tenía seres que la habían tomado bajo su propiedad, para ser prostituida en nombre de unos ideales, que ellos mismos no representaban.

  Podríamos irnos a Brasil, donde ya se ha reconocido que se fabricaron pruebas falsas, que fueron ejecutadas en el patíbulo de jueces verdugos de la decencia para quitar de la carrera electoral a Lula da Silva. Los años siguientes, quienes quieren ser consciente de esa tropelia, viven atrapados bajo el gobierno de un ente que se ofreció como ejecutante a unas élites que desprecian al ser humano, fuera de ellos.

   Nos podemos quedar, más fácil de comprender, en Barcelona, esta semana pasada salió una acusación contra Ada Colau. Una denuncia bajo la cual parece estar Aguas de Barcelona, vestida para deleite de vista y ensoñaciones con la ropa de la Torre Agbar. La gestión de las aguas de la ciudad se quiere hacer pública, para evitar sobrecostes y para darle una perspectiva pública que es lo que parece que pediría algo en lo que está implicada toda la sociedad. 

    En el relato de lo que está aconteciendo, por desgracia, sólo para mentes que se salen de la equidistancia, del conformismo, del algo habrá hecho, aparece un periodismo ético que pone a la luz que esta empresa da cursos a jueces. 

     Las disquisiciones podrían ser profundas, bañadas en las aguas de la racionalidad. Cuando sales de ellas y compruebas que Epi y Blas, sólo tienen una toalla para secarse. Te dices, se seca uno sólo; uno por cada lado o se secan el uno a otro y este al primero.

     Comenta Pablo Iglesias que un consejo que le dió el presidente Pedro Sánchez es que, a veces, hay que ir a tomar tres cafés con algunos de ellos, que por muchas horas que se pasaron estudiando sus oposiciones, ahora leen panfletos, como forma de relajar su vida.

     Puede ser un buen consejo, siempre que Agripina, madre de Claudio, no esté preparándolos

  

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