domingo, febrero 07, 2021

Resurgir del caos

Al llegar la ola, ella estaba recogiendo una flor morada con ribetes amarilla;, en su extremo puntiagudo, una gota pugna por mantenerse en un equilibrio para caer, saciando la hormiga dentro de una red de trabajo eterno. Tenía seis pétalos y su tallo era espinoso pero aguantable para quien quería amar la flor. 

  La miraba extasiado desde aquella ola que trataba de romperse, ya agotada de sujetar su inmensidad. Como no mirarla si en sus manos la flor parecía derribar aquel muro. 

Soñe por un instante que el tiempo se enojaría con la ola, ambiciosa de derramar el espacio hasta hacer su consistencia minúscula.

Cuando el destrozo ha sido tan inmenso, ¿en qué pieza me sustento para sentir que puedo empezar?

En la sala, la luz no me acompaña; el foco muestra una pieza del barco; tal vez, mi pipa; la vela rasgada, atravesada por huracanes insaciables. 

Postrado, sin mirada, la mano araña como buscando una hendidura que sujete la derrota. Lo encuentro y exploro. Con el tacto, veo el ventanuco donde salir a buscar, emergiendo la brisa que me baña. 

El sonido experimental de Endless creado por Adrián Foulkes surge como un rayo al que me tengo que asir. Busco también entre mis recuerdos aquellos que me pertenecen con una raíz no extirpada, con sueños de renacer aún percibiendo la crudeza de no ser ya el mismo.

Involucrar mundos paralelos para que confluyan es mi tarea para salir del caos; Jesús Carrasco, en uno de sus anteriores libros "intemperie", nos arrojó desde un acantilado donde no había la clásica rama a la que agarrarse, o el clásico saliente donde  posarse en el último momento antes de la catástrofe. Cuando caíamos, no había remisión. La única podía ser, no haberme metido en aquel círculo roto con rampa a la nada.

Busco entonces, que salir de mi encierro, en su rotura, no sea hacía el abismo, sino a encontrar a la altura de mi brazo, una mano comprensiva con la que compartir un nuevo proyecto. Existió "el agua de mi rio es fuente de vida", aquí el tiempo con sus pérdidas, con sus hastíos fue el caos. 

¿Existe un corazón tras esa mano?

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Siameses y mercader

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Zaida, Fernando y