jueves, febrero 18, 2021

La cuesta

 Febrero, mitad de mes. Un coche acompaña mi ritmo de carrera. Le acabo de pasar y no me he percatado de nada raro. Varios segundos de más, voy a 8 minutos el kilómetro. ¿Y este tío? Un móvil, joder Camarasa que susto. ¡Como te recreas! en mis pesados pasos con pretensión a ser una carrera

Un día para dejarse llevar; hoy haremos la raya al monte que nos lleva al AVE de Yebes, de lejania. En Guadalajara tenemos el "Cercanías", más lento. Contrasentidos.

En una pulcra calle; en una sociedad muy respetuosa con medidas para la protección por el coronavirus; existe unos resistentes, potenciales propagadores por su reclamación de "su libertad" de movimientos. En su impúdica exhibición, las fuerzas policiales, parecen querer un orden con fotos de cara al Sol, con algunas de sus partenaires. No muy lejos, en el tiempo alguien repite las evidencias que se han constatado en el tiempo y con los actos. No había fotos encaradas, sólo músicas de estos nuevos tiempos. Mejor encerrar al rapeador como dice un menudo alcalde; por delinquir afirma al hablar. Bien lo sabe él ese delito que su partido ha pagado a otros, se dice que "payaso", eso si, sin dignidad, para que proclame que si tubiera un trabuco lo usaría. Cometió el acierto de no cantarlo. Contrasentido.

  Más, está ilógica, si para quienes defienden que alguien pueda cantar su percepción de la vida que no debe ser encarcelada, esas fuerzas se disfrazan de "Star treck" como para esperar una noche de cara a la luna, como si esta no inspirara amor, sólo inflamación de pectorales, que aprieten la lanzadera una bola que marque toda la vida.

    No hay glamour, en la pérdida de un ojo. Periodistas que analizan las consecuencias. No comprenden la provocación de vestir de paseo ante los violentos con armas de coronavirus y memoria de genocidio y aparatosos trajes de lucha, en si, proclamación de que quienes piden poder cantar su sociedad son ya percibidos como violentos?

    Tras subir casi a la cima, rodeo su coronilla y empiezo el descenso. Tiene un nombre más bonito que "la cuesta de la paloma", creo que está escrito su nombre en una casa, casi de campo, de su falda pero debo conformarme con las pequeñas intermitencias, en el camino, en una caida de la tarde primaveral, una pequeña peregrinación que aún suben. De 12 personas, puede que 7 se han parte de un momento determinado de mis actos. Caminos que fueron por allí, la nieve, por el "Maravillas" de fútbol sala, por la niñez, con barrio no muy lejano; por las pistas, donde con Jorge, hemos recreado el "tourist" y el Simplicius con momentos hilarantes.

La vida en su sentido

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