jueves, febrero 04, 2021

Presidenta

 

Si, no sé porque me obcequé tanto en conseguir ser presidente. Mira que ya había tenido alguna experiencia, a veces agradables, otras desagradables, circunstancialmente surrealista como alguna bajada por el Tajo, con dicho título como destrucción del mito. En estos momentos algo debió golpear mi orgullo cuando aquel reto me lo pusieron como muy lejos de mi capacidad. 

Ella, además, estaba observando mis reacciones. Era un reto añadido, dos veces anteriores, había rechazado alguna insinuación. Viajábamos juntos por montañas y por playas donde podíamos practicar la vela y el piragüismo. Pero luego, se cerraba en banda. Sería una última oportunidad; yo, tan ecléctico en algun momento, por lo menos en la acción y sin embargo ahora deberé tomar postura.

Se ha ofrecido Filomena a llevarme la campaña. En estos tiempos no asocio su nombre al ultimo evento festivo destructivo de la naturaleza. Siempre lo asociaré a la película, Philomena, de Stefen Frears; la joven irlandesa, que el mismo día de su primera relación sexual, con un ideal que la libera de la pobreza, queda embarazada. En aquella sociedad, en la nuestra, lo que iba contra el decoro era controlada por parte de una jerarquía social potente e inhumana. Su piedad la exhalaban como un polvo mágico que se introducía en los pulmones de los actos cotidianos. 

Se proclamaban decentes pero no lo debían ser tantos al vender los hijos a ricos, en este caso estadounidenses. Impartian el orden y el martillo sobre una sociedad que era modelada en su yunque.

Ella, mi CEO (con esto me salgo) me pone la intervención de Iñigo Errejon, ayer 03-02-2021 en el Congreso para contestar a una intervención de desprecio hacía el migrante. La veo en bucle, primero en imágenes: televisión, youtube, tweeter que te lleva otra vez al video, y por fin, queda instalada en mi cabeza, para desmenuzarla, para reflexionar sobre quienes en algun momento se refugia en la banalidad de los fascistas, que desprecian al ser humano, y son dóciles con el dinero de los potentados que les financian para que se pinchen con alambres y zarzas los que caminan entre la necesidad y la pobreza que no tiene fronteras ni razas.

Con la mirada la pregunto cuántos meses o años nos quedan. Ella me dice, en lenguaje simeoniano, hoy, mañana, pero primero hoy. Quería que me lo confirmara, porque a los Sánchez Mato, a los Rendueles, a los García, Serra, Errejón les digo que esa es mi sensación. Qué difieran todo lo que les dé la gana, que sueñen con puestos en los Olimpos, en los anfiteatros donde sean los nuevos Demóstenes o Herodotos, pero, ¿saben lo que son los cada día siendo gobernados por seres desquiciados, servidores de la codicia, aduladores de los tronos?. 

Debieran conocer la riqueza de las aulas, mestizadas con miradas  y costumbres de tan diferentes paises; pero empobrecidas por la soberbia de quienes toman el dinero de todos para marcar estabular vidas y cerrar horizontes. Si eso les importa es hoy, no mañana, cuando deben empezar los encuentros superando los muros con cristales mutuos, aunque estos sean de sus espejos maravillosos que muestran sus verdades únicas.

Se acerca, ella, Filomena con su cuerpo, cimbreante para calmar mis temblores; Philomena anidó en mi cabeza, para seguir adelante.

Si, sé a quien tenéis delante; no a las personas dioses inmaculados, intocables; lo sé, porque intento financiar por seis veces a un periodismo honesto, sin patrocinadores con tuberías directas a las cloacas.

Esos que auparon, hagiograficaron, defendieron, escondieron a los corruptos que les llenaron de dinero a las arcas de sus periódicos de noticias empesebradas, malévolas, infumables, retorcidas, sin ningun rigor y que hoy, este 

3 de Febrero, como lobos hambrientos reniegan de aquellos que les alimentaron y se lanzan a devorarlos, a exterminarlos, sin piedad, porque saben que quienes les pueden servir para su sustento, tienen otros nombres, pero no otros comportamientos que fueron los despiadados de aquellos que ahora les sacia su apetito criminal.

Yo, quedo aquí, aún a riesgo, que en un tiempo, el cuerpo de ella, me recuerde que ella me quiso, quizás yo también pero lo viviré. 

Ahí enfrente quedan, a quienes han decidido ser públicos; les comprendo en sus matices, que pueden ser mi individualismo, pero, ese es mi privilegio; ellos, desde sus púlpitos, tendrán otros, pero ante la sociedad que dicen defender no debieran sentirse con derecho a ese.

Ella, ahora, me preside

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