jueves, febrero 04, 2021

El elegido

 No, no, aún puedo agarrarme. Tengo los dedos sanguinlonento. Las yemas de los dedos no podrán pasar durante un largo tiempo por el escaner del DNI. He pérdido la identidad de lo que creía y defendía ser. 

Soy un monigote emborronando una sociedad de gente "haciendo cosas"; sirvo sólo a los que mando. Ajusticio a quienes en esta época, limpiaron las calles, las escaleras de los edificios, a quienes atendieron en las uvis, a los que salían cada día dejando a las hijas, sabiendo que en esta infernal loteria de la vida que nos está tocando vivir, tenían más número que nadies. Ante cualquier descuido, humano, les veía caer por entre los cortados, mirándome.

Miro a un dios, con el que protejo; le hago postrarse, en el suelo desde su cruz. Dijo que acogería en su seno a los ladrones, a las prostitutas, a los pobres, a los desfavorecidos. Pero no expresó, en ningun momento, su proyecto de ayudar a los primeros en sus delincuencias. Yo, lo hago. 

Cojo en algun momento los papeles que esta condenada sociedad me hizo memorizar; ¿para qué estudiar?, si de la comprensión de las leyes, iba a hacer yo "de mi capa, un sayo". Actuaré, de acuerdo a mi estómago que lo llamaré ideologia, porque me han concedido el derecho a poner yo el nombre; pero ¿liberal mi intervención?. Ya, ya sé que es una exageración

 Mi creencia, ya que ese reino es de otro mundo, no debe tener prisa. Ahora, nosotros, con hijos y con allegados trazamos rutas, con puertas y candelas de las cuales nosotros tenemos las llaves.

Si, no debemos reconocer la vergüenza que nos da, saltarnos toda ética, mientras de en esa prolongado vuelo vayamos obteniendo prebendas.

De la vergüenza no se vive, digo a mis compañeros,  que nos hemos atado a las paredes verticales de la que hace tiempo, estábamos en el suelo, pero con nuestro tiempo ya pasado, nuestro ahora, mantenido, lleno de desvergüenza lo hemos convertido en un acantilado, en el que nos planteamos permanecer para mayor ignominia y descrédito de la justicia.



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