domingo, febrero 28, 2021

Interestellastio

 En realidad aquella me miró cuando empecé a tocar una canción irlandesa. Jack sonrió y cogió la armónica para remarcar ese momento. Sabía como provocar que saliera de mi conformidad para crear algo nuevo. Siempre se lo agradeceré.

 Jordi Évole es capaz de coger una nave que parece ir a Marte. El viaje puede ser largo e incluso con horizontes oscuros de continuidad. Aún así, en ese viaje infinito se permite abrir la escotilla. 

Por supuesto que han tomado todas las medidas para aislar y que no pueda entrar nada que pudiera contaminar una estancia que se hará muy larga en un ambiente irrespirable.

El veneno de la desvergüenza debe ser permanecer al borde del último aliento que no se extingue durante toda la eternidad. Escuchar la impudicia, la soberbía, la impunidad es toda una vida en la tierra, aunque en la nave salvados, haya durado 3.600 segundos interminables y que te deja en un hastio pesado, sin capacidad de teclear una tecla má


sábado, febrero 27, 2021

flotar en botas

 Correr no es una cosa nimia, ni circunstancial, ni dolosa aunque algunos días parezca que lo intento dentro de un liquido viscoso.

 Podría decirse que la herida trazada en la tierra por las motos con caballos desbocados y sin pedigrí para trepar los empinados ultimos cien metros a la cuesta que preside Guadalajara es un resumen del esfuerzo requerido aún en el llano. Pasos cortos, intento de que sea una carrera y aire que da de sí, sólo, para el siguiente medio metro. Las penumbras han ganado e intuyes ciertas irregularidades, intentando proteger el ,tobillo maltrecho. Ya, en esa angustia te has olvidado de los gemelos que hasta hace poco te ponían botas con plataformas a unas débiles piernas.

La senda que bordea la corona, es bella, llana y placentera; un pequeño remonte de 15 metros intensos y ya intuyes "la cuesta de la paloma", y antes una pequeña fuente que te viene a la memoria que de muy pequeño visitaste, cuando salir del barrio próximo era un viaje sideral enclaustrado en un perro que creías que no te dejaría, jamás acercarte a la "fuente de la Niña", o un barranco donde, alguna vez, oías que vivía una bruja, o una salida a la "aneja" que era nuestro "cole" de referencia, antes que "el banco", cosas que quizás tenían que ver con una cierta selección. 

Cuando llegas a esa fuente, ya subes arriba, ayer, si, hasta el final de la cuesta, como animabas a papa, cuando ya el cáncer le había atrapado en su etapa final y la cuesta del Hotel Pax, era nuestra meta para luchar contra que le había cogido sin piedad. 

No puedes decir que antes, sobre todo al reposar ante tu primer pie en la senda, no hayas mirado todo el inmenso valle del Henares, ahora remarcado por las luces de los pueblos aposentados hasta el horizonte del Sistema Ibérico por un lado y por otro, el Madrid, descomunal, ya casi anochecido por un Sol que les huyó, no se sabe si asombrado por el desprecio que tiene una gran cantidad de sus habitantes a las luces que denuncien la corrupción con la que han crecido durante los últimos años.

Pero volvamos a nuestro momento de ayer, con la luna llena jugando al escondite según los collados que superabas, la noche se te hacía un poco más liviana y tras observar, por unos instantes, un camino, ya en el alto, donde durante días de plenitud, te gustaba hacer alguna serie en la que antes del Ave, te creías liviano y poderoso aunque no tuvieras raíles. Cuando ya decides bajar por la empinada senda, miras al suelo, pero, te sigue atrayendo mirar de frente, contemplas las estrellas terrestres que con una cierta arrogancia sueñan con deshacer el equilibrio de las celestiales.

Las luces de la noche delatan las aglomeraciones alrededor de una enorme urbe, que desprende una energía para trabajos que debieran equilibrar vidas, pero también producen unos desechos que deshumanizan seres, destruyen espacios, contaminan vidas, sueños, tiempos.

Ahora sin embargo, la luna me hace intuir, a duras penas, las protuberancias de sendas retorcidas por lluvias, nieves y hielos; cuando ya, en el llano, el tiempo me hace pesado, oigo unos ladridos. No el de aquel perro, que paralizaba mi salida hacía el campo del fútbol del Hogar Alcarreño. Entonces hubo que hacer “de tripas, corazón”. Ahora ya aceptas la irracionalidad de lo que pueda acontecer; dos sombras nos observamos a través de una valla, nadie dice nada, cuando nos hallamos enfrente. Alguna vez, en otros momentos, recuerdas que no debes tejar tu propio muro, con la argamasa de la poca educación de quien te da un portazo. Al final, utilizar el mismo material, a ti, te pudre. Que los rombos los pongan ellos, los caminos propios tienen los suficientes pasos dados en la oscuridad como para acumular pedregales en los que labre lo que soy.

Luces imprevistas para un periódico abono de una tierra que ha calmado tantísimos fantasmas. Las zapatillas que me llevan frotando la mente por las últimas fútiles escaleras, destrozaron, una vez, el hierro de mis botas

jueves, febrero 25, 2021

La luna

 Están herstøricas en una hama, impregnadas en el aceite parido, de olivos preñados por el Sol andaluz.

Yo, algún tipo de Mahamma, reposo mi cabeza en la columna, mi cama de suspiros, enfrente un sueño real, el patio de los leones y arriba una corona.

¿Cómo llegué allí? no lo sé. Mandaron llamar mi señor y yo, pinche aún, dada mi juventud, tuve que acercar el manjar que bajo pena de muerte, no podía ni mirar. Había pasado tanto tiempo en la cocina, experimentando con mi maestro en la mezcla de las ricas especies que conocemos que no reparé en que ya era de noche.

Tuve que volverme unos pasos, por las angostas escaleras, para pedir a mi hermano  que me acompañara con un cándil hasta el tramo final de las ellas. Aún me resuenan el latigazo que restalló sobre mi cuerpo por haber derramado aquel agua tan fresca traida del río Genil.

Al llegar, me dejo sólo, pero a pesar de la noche ya entrada había una luna que derramaba una luz que insinuaba toda la belleza transparentada en un ligero traje de gasa que la ensalzaba. 

Me extraño el silencio tan excelso como la belleza, sobre la que resonaba. Esperé minutos; el miedo me aterraba pero tras 15' me decidí a buscar por las diferentes estancias, Nadie encontré.

Me volvía, pesaroso, pues me estaba ganando una fama de fallar en la que se recreaba algún envidioso que las remarcaba delante de muchos, sobre todo de ella, aún más hermosa de como se mostraban las aguas, los leones, la pequeña torre y la luna sensual y lasciva.

Pensé en ella, y en cansancio busqué sentarme, habiendo dejado a buen recaudo el vaso. Fue en el suelo y me apoye en la columna. Armonía era ese instante. Me sentía hechizado por algo que era sólo material; pero veía su equilibrio, recorría sus voluptuosas formas. ¿En qué momento de la historia alguien se había parado en este mismo punto en el que me hallaba yo, para engendrar una belleza tan sublime?

Pareció que las estrellas habían traslado a aquel espacio toda su majestuosidad. El tiempo se escapó entre mis dedos que se lanzaban a cuidar aquel tesoro como se cuida un pajarillo bello y perfecto.

Me pareció una osadía apartar mi vista de aquel tul que me protegía. Sólo el sentir un pequeño calor sobre mi espalda me hizo salir de mi sopor.

Cuando alzé la vista y la ví; puedo afirmar que nos poseímos; cayeron tules, gasas, miedos; allí estábamos, ajenos al entorno, aunque tomados por él.

Arriba sonreía la celestina luna


miércoles, febrero 24, 2021

Dila que sonrio por aquel tiempo

 Cuando regreso a ese instante, todo está en orden, aunque tardo en situarme, cada vez más tiempo.

Entre medias me hallo subiendo una escalera de altos peldaños pero en la que muy al final, veo un encuentro prometido. 

Creo que no ha acudido ella, hace tiempo que no se nada, ni siquiera si sigue enamorada de aquel hombre que la facilitó tanto la luz de conocerse, para salir de un agujero que la incomunico por la vista. Él, la ayudó a prescindir de este sentido; no fue fácil, se rebelaba una y otra vez: su ordenador, su libros, su campo, mis manos que la exploraban con tanta pasión que siempre se quedaba mirándolas y me decía tienen que haber ojos por alguna parte, para conseguir que cada poro de mi cuerpo se sienta observado y abrazado desde el catalejo de tus pupilas que les acarician antes del beso.

 Si ha venido, por otra parte, el fotógrafo que con la imagen tomada, nos extraerá de ahí, para en un cuadro darnos una nueva vida de matices en los que reconoceremos alguna de nuestras almas profundas. 

Nos visita después de haber subido montañas de árduas sendas y puntiagudos ensartadores de pinchos morunos. A todos ellos sobrevivió y convirtió sus días restantes en un correr por la sábana que mecía y adormecía a su compañera, exploradora con mapas pineteados para principiante al que le entrego la brújula para sus fuentes de placer

Ya, consciente del instante de vuelta a un nuevo día, se va deshaciendo lo vivido por la velocidad de luz que ha tomado nuestro viaje a la oscuridad. 

Como renunciar a aquel tiempo, quizás en el pincel cobren vida matices que se me escaparon, palabras atrapadas, agarradas a miedos que ella me invitaba a saltar. Entonces me paralizaron, pasados desamparados y futuros llenos  vallas.

Ahora vuelvo, por un momento entro en la bañera que me ofreció como cicuta para las aglomeraciones sin su voz. Me dejó sólo y todo esas banales salieron y al final, sólo, quedamos desnudos, ella y yo. En una playa donde buceamos hasta encontrarnos, 

Mírame, es verdad, si tu la ves,

Como no la vas a decir, hello. Bob Dylan, piedras preciosas para continuar una ruta 

Espera el barquero, por tiempo sin segundos. 

Arriba, el oasis, la exaltación; en el descenso por las escaleras se deshace el ser carnoso, desprendiéndose, triste, de los actos con estrellas bebidas en vasos de amaneceres con perlas. 

Ah!! batelero insomne, ¡quién te engañara!

 

martes, febrero 23, 2021

Focos, para el matiz

 El hombre está en medio de Urquinaona como podría estar en medio de un olivar. Tanto fuego le parece exagerado pero no por ello deja de quemar; en el caso del campo las ramas podadas, como de forma simbólica en esa plaza quema tanta maleza que no deja avanzar en una ciudad de tantos pálpitos.

Coge un avión con alas cuchillos y secciona las calles que fueron comidas por los coches. Allí, en la boca del metro se dice a ser tragado. Lo es y aparece en Atocha Constitución, atemporal. Ahora coge un casco, en el han introducido las últimas que los ultradiluvianos españoles han aprendido de sus amaestradores. Bello artículo hoy en CTXT.es para demostrarte que no son los descabezados gatitos que parecen mostrarse. Las palabras repetidas, las ideas fuerza son soltadas en envoltorios de chistes malos, dichos por hombres, muy "francos"; repitiendo mantras de éxito.

Esa más franqueza la esconden, también taimados para no decir que abogan por pensiones privadas, sanidad y educación pública y privilegios para una casta y sus sacerdotes, eso sí estos están en la ola carpetovetonica. Si les recuerdan que ese dios defienden a los pobres como seres con dignidad, se cagan en alguno de ellos.

En el último foco día, según me dirijo a apagarlo, él prefiere pedirme un bisonte. Quizás debiera abrirme a ese tipo de agricultura o en su defecto, encontrar el interrupt

lunes, febrero 22, 2021

Mundos traidos desde la migración

 En un piso pequeño de una ciudad inmensa, caben los amores más intensos cruzándose por los parques tejidos por los ojos casi ciegos de una mujer que pasea con sus años vividos

 Su hermana acude presta cada día para salir de estas colmenas donde entrar ya no sólo abejas, sino seres en transición, y así alejarse de la pesadez de la opresión de lo no comprendido. 

Entre los párrafos de la lectura, quizás encuentre los trazos dejados por los protagonistas estén las salidas obligadas de pequeñas aldeas bañadas en hambre, quizás porque como dice Galdós, en su libro "incógnita" un rentista no perdona ni un céntimo del trabajador que se desloma para pagarle sus derechos adquiridos del primero, en un tiempo pretérito. 

 Silencio para escuchar a los otros, fuera de los mundos palpables de las dos exploradoras; adjetivos, adverbios, sustantivos puestos por un escritor que utiliza ese combustible para diseñar parábolas sobre vidas que eexploran en sus lecturas.

 Salir del universo que se ofrece como maravilloso, amplio, atemporal para tras horas en esa esperanza, descubrirte encerrado entre las nuevas tecnologías que te dirigen a cuartos estabulados, sin invitación a ser marino de tu propio rumbo. Soltar amarras de la nave con la vela de escucha de la voz del voluntario que lee a la habitante de pasos perdidos.

 Agradece ella las nuevas olas para acercarse al ser que la libera de las paredes cada vez más cercanas entre ellas. Ahora, esos muros tapan el sol que les daba el abrigo de los actos por todo el tiempo pasado en la intemperie de la lucha empezada en un pueblo de las parameras de Sigüenza.

Lejos, aunque casi habían sido vecinos, un 22 de Febrero murió en Colliure un maestro despojado del manantial de experiencias que trazaron sus escritos. Había pasado la frontera física pero el cuerpo sucumbió ante tanta penalidad.

 Su poesía levanta el vuelo para tocar con el ala el cristal a unos patios donde el limonero del tiempo busca ser regado por sus propias experiencias.

 Época difícil donde la precariedad se instaló para ser espino por donde intentar encontrar las manos que les aparte por su ahora para dolorosos zarzales.

 Antonio Machado, Ruiz Zafón permanecen en una esquina del pequeño salón donde dos hermanas les leen y escuchan para quizás bajar por una escalera de caracol y convertir la Barcelona que las alimento en sus tierras donde las setas nacen, cada día, para vestir los paladares del oído en el Palau, de los olores en Montjuic, otro castillo, como el suyo, tan altivo, tan sede de poderes, y ya destruido, de exploraciones.

Carlos sonreira cuando un matiz muy personal que quiso dar en ese párrafo determinado sea conocido por ellas que lo surcaron en su atender en casa de otros. Encuentros para eliminar fronteras

domingo, febrero 21, 2021

El yerno en lucha

 

Creo que mi suegro está contento conmigo. Cuando llegué a su vida, me lanzó una mirada como una daga buscando el corazón del jabalí herido, para avisarme que no consentía que le quitara algo suyo.

 Yo, que sigo apasionado en las pequeñas cosas que me unen a Mari, le temí en un primer momento porque le veía, en cada instante, dispuesto a arrojarme su estilete.

  Hubo un día en que salimos a hacer piragua y él se quiso apuntar. Cedí y creo que lo he pagado con creces, siento que me minimiza.

Ahora, cuando cuenta sus hazañas a los amigotes en las tertulias que tienen todas las noches, utiliza metáforas que me ha ido oyendo sobre las acciones descendiendo o las medidas previas.

  Creo que ha descendido 3 ó 4 veces, pero parece querer robarme mis más íntimos sentimientos de solidaridad, de miedo, de fracaso que en muchos casos no me abandonaron hasta muy tarde. 

  Si, en las ya escasas veces que desciendo, soy un brasas es porque de forma inconsciente quiero ahorrar a mis acompañantes todas las debilidades de las que hice gala, para ahorrarles esos momentos oscuros y que amen y sientan parte de la naturaleza, como ahora reconozco que fue aquel tiempo. En estos tiempos de mucho campo, me doy cuenta que como clochard, vagabundo, pero búsqueda la estancia en el campo.

  Mi suegro habla de los pasos, de las "corbatas", de los saltos en un tono festivo, habiendo, tan solo,  bajado el Tajo enjaulado de Morillejo a Trillo, el Tajo en el embalse de Entrepeñas y poco más. Trata de dar fiereza y empaque a un pequeño estrechamiento. Lo que para unos parece un viaje estratosférico, para mí, y él lo sabe, son esas conversaciones intranscendentes que se diluyen como azucarillos y de las que no recuerda si se hablo sobre el tiempo o sobre un dolor puntual de un día que no sabía cómo iniciar la conversación.

 Ella nos mira, condescendiente, a veces, risueña, otra enfadada porque no sabe de nuestra capacidad de poner un final controlado. Alguna vez nos ha expresado su temor, por el descontrol anímico en el que caemos con tanta facilidad.

Mari, como Joan Margarit realizó en algun momento de la vida, nos ha llevado a unas tablas para que representemos uno, las piedras vivas que tratan de golpear, atrapar a kayakistas; el rol del otro ha sido el del agua que busca llevar por caminos imposibles para sus visitantes para castigarlos.

 Después de un calentamiento exhaustivo, con juegos de voz, de ritmo y de introspección nos hace que nos sintamos dioses saturnales, tratando cada uno de devorar a quienes les desafían.

 Nos movemos, agigantamos nuestra presencia con aspavientos, saltamos buscando los muelles más heterodoxos para que nos aproximen al cielo; buscamos desde allí, parecer dioses que lanzan rayos para destruir cualquier atisbo de rebelión.

Ella nos felicitaba y nos incitaba a girar, girar y girar para provocar un tornado con el que mostráramos nuestra capacidad de meter en otra dimensión al osado. 

 Me tomo con sus órdenes y su cadencia, quise serle fiel a cada una de su requisitoria. Noté lo mismo en José, mi suegro.

 Ella, no llegó a entrar en medio de nosotros, soberbios. Nos dejó desgastarnos.

 Simplemente, cogí una reflexión de Sergio Cabrera en el "avivir" de hoy domingo: la izquierda en España tiene la oportunidad de abrir caminos en una sociedad modelada desde la derecha durante siglos. 

 ¿Cuántas sociedades ideales anidan en una tertulia de 5 personas?. Por supuesto 5 y perfectamente estabuladas.

  Sobre las tablas yacemos yerno y suegro, boqueando, derrotados, incluso, aún sintiéndonos eternos. 

Cuando levantamos la vista, observamos una mesa surtida de nuestros alimentos preferidos. Ella, nuestra directora, hija y esposa, ha proveído este espacio para que en la lucha entre la piedra y el agua que la golpea, comprendamos que la primera recibe un dulce refrescar y la segunda, que al ser desviada conoce otros caminos ajenos a sus seguridades

sábado, febrero 20, 2021

Tres chicas en charleta

 Soy un osado, Pedro; quien se atrevería a dirigirse a ti que ya no estás en un bar de charleta con Jordi; si, ese ser que se ofrece para escuchar desde su inconformidad con lo que otros ofrecen en dosis medidas

 Existe un periodismo, tú lo sabes, que vuela en sus pesquisas porque somos nosotros, los lectores u oyentes los que los financiamos. Otros se dedican a maquetar, por ejemplo, el contenido de la intervención de Pablo Iglesias en el congreso sobre los dueños de los influyentes medios de comunicación, ó ¿no?, ¿tú qué crees?. 

El corte es perfecto para ofrecer horas de tertulias, con insignes expertos que clavan lo que se ha seleccionado. 

Hoy es sábado, en un pueblo una bruma de pesar se cierne sobre nuestra memoria. Un hacedor de sonrisas se nos ha ido. Quien hace eso es un sabio porque conoce a los demás y traza líneas para llegar a donde nos respetamos, no a donde nos separamos. 

Aún así, despertares con ganas de razonar muchas cosas:

  - Muchos ciudadanos en penumbras vitales que entienden las incongruencias de defender a un rey emérito, con una paga de ¿un millón al año?, por ejemplo, con 40 años de reinado y ¿2.000 millones? de fortuna. Su hijo,  viaje, ya de esposos, ¿no? o bueno de novios, escondido a su pueblo, con añagaza incluso en los onerosos pagos

  ¿Comprendes que no lo entiendan?

 - Violencia de golpes que permanecen durante años, de ojos perdidos para toda una vida, por encima de contenedores quemados, sedes arrasadas. 

      Recuerdas "la marcha por la dignidad", pregúntales a quienes llevaron a sus hijos, durante kilómetros, si en ellos había afán de romper. Ahora en el gobierno, ¿les sabes responder algo más de donde emanaron las ordenes? 

        ¿Te has planteado con tus delegados de gobierno no enfrentar a las fuerzas policiales a una manifestación como la de Valencia?  Auxiliar, podría ser su función, que en estas circunstancias parecen una disfunción

   Un rapero, dice sin pena, por ejemplo, por mí; pero si, por las injusticias sociales. Desde algunas medias ¿inocentes? se han hecho llamamientos a utilizar trabucos contra seres humanos. ¿Recuerdas a actores encadenados ellos mismos, para pedir respeto por Cataluña y siendo apaleados por…efectivamente, por extremistas de derechas antes que liberados por policías?

Cuando recibimos información, aquí, en este recóndito  lugar del que me acuerdo su nombre ¿no crees que me repiten lo que están oyendo de los medios?. En cualquier lugar se defienden atacando con argumentos tsunami que arrastra árboles de mentiras

Las tres chicas, muchas más, saben y exponen hoy:

-          De deudas de partidos que pagamos todos en leyes que favorecen a sus fuentes

-          Bancos apostadores que nos tienen como sus pagadores de los cartones de sus viciosos juegos

-          Iglesia acaparadora con sonrisa Andreottianas que piden que justifiquemos nosotros, lo que ellos inscribiéramos ¿beatíficamente?

-          Empresas diseñadoras de ciudades sin alma

-          Violentos beatificados exhibiendo con impudicia sus odios

-          Justicia con cimientos en partidos que buscan excluir al otro que les rompió sus sillones numerados

¿Comprendes que entendamos tantas y tantas cosas por mejorar?

Lleva cuidado con los nuevos aduladores. Si tuvieras una grieta, te llamarían a formar parte de una mesa, sin que te dijeran que sería tu ara para el sacrificio.

Ni me leas, pero esas tres chicas que han hablado en la primera hora del “a vivir” te dirían mucho de lo que es una España viva y por la que merece la pena luchar.

  No adores ni a los contenedores, sin vida propia, ni te arrodilles ante bancos que acariciando un gato te dirán “no te lo tomes a mal, es sólo negocio”.

Valoras la charleta honesta que tú también tuviste y te dieron esta, tu oportunidad.

 La que han tenido hoy en “avivir” entre estas chicas es, me imagino que no fácil, ejercicio de honestidad intelectual y periodística.

viernes, febrero 19, 2021

Basilio, truenos de sonrisas

 Sientes que pasaron nubes con personas que te derramaron sonrisas. Me imagino que la vida es ir perdiendo soportes emocionales en los que has encontrado un motivo para hablar, sonreír, abrazar, soñar. 

Con el pasar de los años, es un vértigo al que, por desgracia, te acostumbras. Queda, sin embargo, un abismo por el que te ves caminando más a menudo. Sendas escurridizas, en las que, por ahora, encuentras maromas a la que agarrarte.

Hubo un tiempo que empezabas descenso, incluso por diferentes ríos de Europa a la hora que los europeos concluían. Era nuestro ritmo, como el de los últimos años, en verano, ha sido tomar nuestro café a las 10 de la mañana en el bar de Huetos. 

Ya habías llevado el otro coche al final de la ruta; en el estaba la ropa seca y algo para alimentarnos. A veces, los saltos, rebufos, piedras y pasos como el del Güil tiene eso, dificultades que te pueden retrasar la llegada. Amarraba a puerto conocido estos, ya 5 años, en la casa de la plaza.

A Basilio, a esa hora, ya "José" le había preparado el bocata que se comería entre torrentes de bromas recibidas; pozas de historias en las que sus aguas se vestian de escarlata y rápidos como los quiebros que daba para que aquellas sonrisas no tuvieran un fin. Cuando salías de bar, era como estar sentado con los chicos de Vitoria, después de haber bajado alguno de los ríos; estabas satisfecho, alegre y con el abrazo de la camaradería.

 Aquella época de bajar los ríos que manaban de los picos que se suben en el Tour quedan lejos, pero en días como hoy son los balcones con su ventanal por el que te quedas recordando las dificultades, los miedos, los peligros a los que te enfrentabas, siempre sabiendo que a tu más bien poca pericia, podías enfrentarte porque ibas acompañado de personas en las que podías confiar para que ante una piedra que te encajará, una retorna que te agarrará, una caída que te pusiera a merced de saltos, "contras" indefinidas, ramas que te sumergieran, tuvieran las manos firmes para agarrarte con ellas o para lanzar una cuerda que te llevará a la orilla. 

Cuando algunos días, siempre menos de los que quisiera, siempre un tesoro con el que decoro mi memoria, me quedaba hablando un rato más con Basilio, entendías que él, con "José", Yoli, Juan Carlos había sido ese intrépido acompañante que va a estar anclado en una roca para de ahí, impulsarles para salir de aquellos momentos de dificultad; pero a la vez, veías que todas ellas, con sus nieta y nietos eran los seguros compañeros, a los que amaba y los que también estaban en aquellos mismos momentos, correspondiendo con sus cuerdas de seguridad del cariño; sus chalecos salvavidas con silbatos para avisarle que ahí les tenía; con sus cascos para repeler las durezas de algunos tiempos que seguro llegarían. 

Desde los 16 años juntos, José y Basilio, en cada paso un látido al unísono; les veía más lento en el caminar en el último año. Sería corriendo, no lo puedo negar, pero fluía "mi pies barcas" cuando el verano pasado llegaban para ofrecerle un tomate del que estaba orgulloso también por haberlo extraído del huerto del tío Ambrosio, sentía que su carnoso brillo empalidecía porque el amor que se transmitían apagaba incluso al Sol, también contemplativo ante esa pareja.

Nos quedan las sombras a los lados de los rápidos del Oum er bia, para reposar y recrearnos en su memoria. 

Cuando volvamos a tomar el kayak para seguir nuestra propia ruta, lo haremos con el recuerdo de esas sonrisas provocadas que nos iluminan cuando en algún atardecer, el tiempo se nos ha echado encima y alguna estrella nos hace dar la última palada. 

Truenos sin las cadenas del tiempo, cincelan piedras en la orilla donde su sonrisa se imprime en las aguas que nos acompañan en nuestro recorrido

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y