sábado, mayo 09, 2020

Pantano de Bolarque. Amor tras el odio

Si tuviera que aconsejar un sitio donde empezar a realizar piragüismo de forma motivadora, sería el pantano de Bolarque. Creo que a mi me paso eso, De forma circunstancial, pero con unas personas maravillosas, hace ya muchos años. Lo más fácil es empezar en tu localidad, pero nosotros no estamos en Galicia o en Asturias, donde en principio es más común.

Empezar a lo bruto, es coger una piragua por primera vez y hacer unos 10 km. dando más vueltas que una noria enloquecida. Cuando llegamos a la presa de Bolarque, agarrarte a tierra era una tare colombiana. De ahí no me arrancaría nadie, al menos durante 15h. Éramos inmensamente jóvenes y no teníamos límite. Al día siguiente fuimos de la presa, hacia la parte de abajo del pantano de Buendía, también embaucador sitio.

El lugar, pese a los apuros, era magnífico, ibas en aguas tranquilas y parecía que ibas por un río de alta montaña. Cortados, no coches, árboles. En fin, las veces que las volví hacer después lo disfrute mucho más. Siempre, una anécdota me permanece imborrable

Hará más de 20 años. Estaba de monitor del campamento que la Junta de Comunidades tenía en el Albergue de Entrepeñas. Esa quincena de verano, habían venido chicas y chicos de Francia e Inglaterra, con situaciones de exclusión social. Ese día decidimos que la mitad iría en bicicleta hasta la famosa piedra, que está en la entrada del cañón que ya nos lleva a la presa. Esos diez kilómetros que decía antes.

La Escuela Náutica de la Junta, estaba cinco kilómetros antes. Bueno, para un principiante sin ánimo deportivo podía ser duro hacer esa distancia en piragua. Yo acompañé a los piragüistas. Todos bien, pero desde antes de la mitad, una chica empezó a decir fack you. Yo que debiera conocer bastante más el inglés, en estos momentos. Hace 20 años, mi nivel era ínfimo, comprendía que no estaba muy a gusto con tanta distancia. Me hizo sentirme equivocado y claro, pensando en ellas, fastidiado.

Cuando llegamos a la famosa piedra. Nos fuimos hacía la orilla y procedimos a hacer el intercambio. Los ciclistas se harían piragüistas y los piragüistas en ciclistas.

Hete aquí, que mi odiadora íntima, estaba ennoviada con un chaval, e insistió en volver a hacer el recorrido en piragua. Creo que se me pasaron todos los estados de ánimos posibles en esos momentos. Ahí, la teníamos más feliz que una perdiz con su piragua de dos personas, con su amor de aquel día. Nada es fack you, ni nada es amor, sólo es con el color con el que se mira. La vuelta a la escuela náutica me daba la oportunidad de seguir paleando y paladeando la condición humana.

 ¿Cómo me enfrentaría al primer día en una piragua?

 Teniendo paciencia, y dándole un tiempo necesario a la preparación de la piragua y el material que vas a utilizar. Muchas veces, demasiadas, hemos tenido un viaje nada agradable porque nos podían más las ganas de empezar un recorrido que la prudencia para que todo fuera realizado en las mejores condiciones

 Hace menos años, cuando ya había dejado casi todo contacto con la piragua. Ir a la búsqueda de una pala que me habían perdido se convirtió en un momento de arañazos, de salirse de la piragua porque no llevaba el cubrebañeras adecuado. El compañero que estaba en la orilla, podría haber pensado que el piragüista era un descabezado.

Por la forma de actuar, tenía toda la razón. Entrar en una piragua es muy importante; el viaje por agua es maravilloso pero debes respetarla.


                                                                  Ily



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