viernes, mayo 08, 2020

El guante


La gran CTXT, nos sigue aportando datos para otros mundos posibles. Alegría de ser socio. Alivio de una prensa combativa que aporta soluciones y visiones para caminar. Mientras, la locura cabalga suelta, aquí, en Madrid, en España. Presidentes de Comunidad que confiesan que hacen caso a los poderes económicos. ¡Qué estos den la cara!. En CTXT podéis buscar otro artículo donde se analiza como en Bérgamo (Italia) el seguimiento de los criterios de la Patronal, preparó una catástrofe humana monumental. ¡Quiero conocer a esos que utilizan títeres!.

Podía haber sido las vinagreras o podía haber sido el pan, pero vaya, ha sido el guante de la mano izquierda. No me aparece  aunque con las otras dos cosas, podía haber hecho más agradable mi bocata de pepinillos con zanahorias. Ha sido el guante el que me ha tenido paralizado toda la tarde. ¿Había motivos? El lechero había traido el cántaro de leche de 5 kilos, para seis personas tampoco parece mucho y antes irse ha preguntado por la guadaña para cortar hierba. ¡Cómo iba yo a pensar en ella, si acaba de llover y todo la hierba está creciendo a pasos de gigante. Me había hecho a la idea que esperaría varios días más. Pero claro el lechero, el hombre la necesitaba para mañana por la tarde. Me he dicho, corre que te corre a prepararla para cortar esta tarde lo nuestro y dárselo mañana. Pero hete aquí, que el guante de mi mano de agarre no ha aparecido en toda la tarde. Desde hace tiempo, no puedo prescindir de él. He buscado hasta en el arenero del gato, por si lo había tomado como un ratón, como últimamente su psicólogo me dice. Tiene un trastorno de percepción de la realidad que convierte a todo en enemigo. Ni allí, ni dónde mi niño que suele tenerlo de amuleto mientras hace los deberes. Hoy no tendria, no estaba en su habitación.

El caso es que ya de noche. En estos días de confinamiento. Veo a mi niño delante la tele con ....si, válgame bélcebu, el guante, joder. Parece ser que ahora existen concursos donde tu haces la tele en casa para los demás hogares del país; él había grabado un pequeño sketch. Lo había enviado y le habían elegido a él, el gran Tasbi para que contará una historia; eso me decía la madre, pero claro cuando he visto que la temática era sobre su padres. Señor Stech y su irrecuperablemente manía de decir sandeces. Me he dicho, ¡allá que voy! Mejor el original que la copia.

¡Joder con el niño y su máldita manía de representarme con tres pelos!, ¡leches, ya!

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