Tocar bien, lo primero. Hombre, majete; tendrás que esperar mi opinión.
Alguien empieza a hablar y no para. Es una táctica brutal, pero muy efectiva.
Le pasó a Antonio, hace muchos años. Defendía una cosa sobre el atletismo y quién era denunciado, empezó a contestar con otra carta.
Para el primero todo estaba claro, volvió a escribir y a dar incluso más datos.
Por supuesto, recibió otra contestación. Ya no contestó, había comprendido.
No era cuestión de tener o no razón. Era el segundo quien defendía una de sus formas de vida. Con eso no se juega
Ayer, en 59 segundos, Pablo que se las sabe, casi todas, pedía equidad a la moderadora.
No era fácil, necesitaba contestar las banalidades que iban lanzando quienes acuden a otras tertulias donde lo único que existe de libertad es el título que ponen en el encabezado.
Cuando existe escucha, por parte de quienes están los espectadores , llega la comprensión, que es lo que quieren evitar esas voces expulsadas de mentes tomadas por el dinero que reciben como premio a su fidelidad por el ataque a los demonios que instalan en la sociedad quienes tratan de dirigirla.
Hace muchísimos años. Un entrenador quita a su jugador. Este estaba desquiciado por un provocador.
No era cuestión de quien tenía razón. Tan solo que su jugador no estaba donde tenía que estar, en el juego.
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