lunes, febrero 17, 2025

La esperanza de Ana

 Narrar la victoria puede que nos muestre como alguien que tenemos como objetivo las apariencias por nuestra excelencia.

  Cuando  leía que Esperanza Escribano, periodista en Barcelona, avisó a Ana del peligro que corría su vida, andaba enfrascado en el gran fracaso que había tenido el viernes anterior al intentar tocar La esperanza de Maria. 

  Lo primero lo han narrado en un podcast; lo segundo fue un comienzo de una sesión de ensayo que me dejó empantanado, con el aspecto anímico de una derrota de juventud.

  Pepa que venía del polo Norte donde había pasado los últimos quince años, decidió que escribiría un libro de sus experiencias cuando estaba preparando el viaje a ninguna parte; años anteriores, cuando cazaba cabras durante su más tierna adolescencia, encontró al padre, cabrón y se echó para atrás, cuando había iniciado las prácticas para comprar su primera arma.

  El cabrón no es de esos, que se lía con una y al tiempo, ya se ha olvidado de esa relación y a la luz de una farola se lía con otra. 

  Lo es aún peor, es una rata rastrera que sabe muy bien quien lo protege y por eso se puede permitir despreciar a quien ha sufrido las consecuencias de su canibalismo político. 

  Nos ponemos la voz de Paquita la del Barrio, para homenajear a esta y para describir a ese asesor político, un MAR de infamia, tan conocedor del poder, al que se le puede describir como una Rata inmunda; por mucho que se sienta protegida para derramar la bazofia que anida en su mente y tanto protege a sus amorales protegidas


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