Aquellas series enseñaban a planeadoras que se deslizaban sobre el agua. Parecía que llevaban ventiladores y los guardias que la conducían siempre hacían respetar el medio ambiente. De alguna manera te encariñabas con ellos, aunque hoy en día para que, por cuidarle, tu eres el que provoca los desastres.
Hay que ser un depravado moral; es posible que lo seas porque llevas treinta años viviendo de la política, para ir a Europa, utilizar tu tierra, tus seres queridos, tus raíces para atacar a alguien, al que el gobierno de tu Comunidad de tu partido, no ha dejado hacer nada, a parte de que tienen ellos todas las competencias, como las actuaciones sobre una segunda catástrofe minimizan los daños porque tu mismo partido actúa de otra manera.
Uno se imagina a una chica de Glasgow, el ser mayor te permite la licencia de llamarla joven; ha sido elegida porque defiende su ciudad y claro su país. Se va a Marte y allí empieza a habla de Ian que no cerró bien el grifo y de Stuard que anda de pleitos con su casero. Phil, apostilla ella, mucho cantar pero poco trabajar.
El consejo de Marte, se la queda mirando; llaman a las tripulaciones de sus platillos volantes y cuando están a punto de partir, la preguntan, ¿tú quieres que vayamos allí a invadiros y tomar nuestras decisiones?
Ella, Mary se pone pálida, balbucea: bueno es que yo, mira, quizás en otro momento es que no les he dicho nada a mi señor ¡cualquiera le pisa el terrazo cuando ha fregado!. Mi primo el mazao, lo mismo se mosquea porque tiene plantadas una semillas que luego dan unos humos muy raros. En fin, no, mejor que no vayáis.
Los marcianos después de ver estar actitudes, hacen un aparte y comentan entre ellos, estos terrícolas, mejor que vivan en otro planeta.
Si, porque tienen que tomar decisiones intergalácticas inquieren de Mary que describa lo que pueden aportar para el equilibrio intergaláctico.
Mary, hace un amago de señalar, otra vez, a Ian, pero sienten que los puñales de la mirada de sus interlocutores no la van a permitir, ni difamar a Stuard, ni a Phil.
Empieza a aportar ideas, de manera pormenorizada habla de soluciones y de quienes pueden ser quienes las lleven a cabo. Hace descripciones precisas de las intervenciones a tomar y de las personas necesarias.
Sin darse cuenta, desde el momento que ha empezado con esa aportación de variadas visiones para otros relaciones posibles, se le ha empezado a desencajar, primero, la armadura que llevaba puesta y a continuación ha ido cayendo, la lanza, la espada, y un puñal que le habían colocado para atacar por detrás si hacía falta. Las calzas se han desvanecido, también, pero desde la sinceridad de lo que estaba haciendo, no ha tenido ningún rubor.
La desnudez física, acompañando al reconocimiento de lo que puede aportar para la convivencia universal, le ha dado una confianza que no sentían cuando trataba de caminar, torpe, con la armadura de la desvergüenza.
Todo lo que ha descrito como una actuación apropiada para algunos de los peligros que se avecinan, es lo que dejaron de hacer los Puddy, Salohm y otros de sus, siempre, elusivos colegas.
Recuerdan, hoy, que el último día de emisión, del antiguo canal Nou, los trabajadores hicieron un reconocimiento de todo lo que habían dejado de hacer para informar a toda una comunidad como la Valenciana.
Se cerró aquel Canal ruinoso en lo económico y criminal y propagandístico en lo moral.
Periodistas en la calle, desprovistos de su aura y su dignidad porque eran conocedores de su Cuarto Poder que existe en la sociedad.
Gente consciente de estar hurtando la buena información a los ciudadanos que dedicados a sus propias tareas confían en la veracidad de lo que ofrecen.
Los marcianos, por estar por arriba, más allá de las nubes, ¡que ya es decir! le piden a Mary que les den entrada a dos diferentes habitaciones de lugares diferentes de su tierra.
En una, entre palomitas, dos personas de cuarenta años y tres de setenta y tres, siete y ocho, escuchan que durante todos estos años les han estado dando una información falsa. Dos mayores, se enervan; otro dice que va a preparar un sandwich y Pierre pregunta que quien quiere más palomitas.
2 más Z y 4 en P se preguntan si allá lejos todo les da igual; si no son sembradores de pepinos, pero también de desgracía.
Ahora mismo, se activa la sopladora y no hay nadie que se comunique en estos momentos.
Allá, quien se quedó desnuda sin ninguna vergüenza, por la veracidad de su cuerpo y de lo que expuso; empieza a taparse cuando comprende que tendrá que volver a exhibir su impudicia, en la lectura de lo que le debiera condenar para volver a mirar a los ojos a quienes les fallaron, muchos de los suyos.
El equilibrio de los planetas aguanta esos soplidos. Creemos
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