Hubo una Desbandá, la de los ciudadanos, por la costa del Mediterráneo. Fue un ataque criminal que se realizó desde el aire y el agua. La acción se ejecutó sobre personas que huían de la toma de Málaga a cargos de las tropas rebeldes apoyadas por las tropas fascistas de Mussolini.
Ahora se anuncia una desbanda de una red social, ya ni sabe uno como llamarla. Dicen que la han tomado muchos fascistas; pero lo dicen periodistas que no parece haberse dado cuenta de lo que ellos ejercieron desde sus reconocidísimos medios de comunicación.
Alguien va sobre un barco, por como tira bombas podrían llamarlo de guerra, no es el caso. Ese ser de una manera infame lo está utilizando para perpetrar crímenes sobre persona civiles, sobre todo niñas-os, con mujeres que huyen de otra masacre. Sólo andan y huyen a un lugar seguro porque donde estaban asaetaban a los diferentes.
Muchos años después, alguien gasta tiempo dando datos como metralla e impiedad como bombas, enfrente también, tienen a gente diferente, a la que pueden odiar porque ponen en evidencias todas sus flaquezas.
Permanecen porque se saben protegidos por quienes son beneficiados de sus políticas. Esos seres que han conseguido una riqueza estratosférica, casi siempre, vendiendo sus productos a los que consideran infra seres intercambiables.
Los que enumeran una retahíla de ayudas que son las que podrían haber utilizado antes de dejar abandonadas las diferentes poblaciones, saben que sobrevivirán mientras, pérdida su dignidad, sirvan de parapeto para que no se destape todo lo que hay detrás de enriquecimiento ilícitos y el encumbramiento de lo privado que no iguala, sino que remarcan las diferencias entre los seres humanos.
En aquel barco iban de tripulación los hacedores de bulos, los que creyéndose partes de la historia por ir con los ricos cavaban oquedades en su convivencia diaria, donde nunca encontrará a quienes han puesto en su altar.
Esos seres comunes que odian porque creen que aman imágenes y patria, a las que no ven entre las personas con las que conviven, sino entre quienes les quitan recursos para que sus riquezas no les den la eternidad.
Celebran, como únicos, los goles de sus amados equipos, los destrozos que su metralla esparcen sobre columnas de seres minimizados con los que sus ojos, inyectados en desprecio tratan de no cruzarse aunque todos sus actos se desarrollen en lugares compartidos.
Scurati, invitación a todos a participar para que no nos vuelvan a dispersar con armas sin vista, con palabras afiladas para seccionar manos construyendo sociedad.
Aquellos barcos, estos seres capaces de quebrar la realidad, investidos con las mallas de oro, prestadas para su obnubilación criminal.
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