sábado, noviembre 16, 2024

Desmedida

 No te das cuenta de la cantidad de líquido que has gastado para producir sonido en un saxofón, cuando empiezas a ingerir agua hasta rellenar lo que parece un depósito pinchado.

   Te acercas a la paz, a la que te crees merecedor y por una rendija empieza a descomponerse una seguridad que no tenías. 

    Peter, el del segundo, observa como llega su vecina. Cuando él salió de madrugada, tomando su patinete, las hojas no tenían color en la calle donde la iluminación era un lujo del que había prescindido la comunidad.

    Una especie de candiles urbanos permitían que los tropiezos no fueran espectaculares. Todo se estaba reconstruyendo y Ka debería arreglar aquel automóvil, una rueda era lo que la entretenía aquellos días.

     La llama y la pide que espere, está ansioso de enseñarle sus progresos en el idioma de aquella nueva patria. Ich mochte sprehem deustch warum englisch isth nicht ihre Sprache.  Zwei Monats später er spielt Saxofon in der Nähe des Goetheparks.

     No es uno de los días más felices, en su nuevo aprendizaje; de forma reiterada le demuestran que estaría siempre regresando a un eterno comienzo. 

   Cuando su ímprobo esfuerzo le hace creer que ha subido un peldaño para como si este hubiera acercado al infierno de la desesperanza. 

     Ella está cansada, pero escucha una más de sus inacabables excusas; de alguna manera le ama, pero sabe que todo pasará; no, no es su patria, se irá. No ha sido un día agradable y él sólo parece querer hablar de sus historias, no la pregunta por como la puede ayudar. No lo está pasando bien.

    Comienza a sentirse inseguro y no la quiere molestar, piensa en volver a die Bibliotek um neue Comics abzuholem y esta próxima vez, llevará cuidado en que en su divagar no vuelva a entrar en una nueva tienda de disfraces, donde estará la misma vendedora que en este décimo retorno procurará mostrar que le odia, pintándolo en todas las facciones de su cara y reventara para decirle que ella no es Penelope, que no le espera y que, por ella, se puede pudrir delante del escaparate que piensa que le cambiará la vida; ese sin sabor, unido al rechazo de Ka, le harán sentir perdido en ese lugar en el que quería ser adoptado como su nueva casa.

     Para evitar esa travesía, toma su maleta y mochila y sale a la calle. Ella le mira y él se vuelve; oh, cielos, al menos no le soy indiferente; me dolía el puñal de parecer siempre inoportuno. Decidido, pretende ensayar las canciones de aquella zona en algún rincón del parque y ya, si pudiera componer una para ella, sería su paraíso compartido.

    Nunca ha pensado que aquello pudiera ser amor, pero corresponderle aunque fuera en esa pequeña huida, le hace sentir el cariño que la ha tomado.  

    Er fragt sicht, welche Harmonie er in ihr sietht und seine Gëfuhle ausgleicht

    Cuando llego, el frío es abrumador, apenas parece reconocerme, y la contestación es fría y cortante como un bisturí. 

    Se siente mareado; nada le sale. Visita la ciudad, como un fantasma, invisible 

     Al llegar, el cielo está formado con besos en pasteles y sus abrazos tienen sabores únicos e incandescentes

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