Hoy tampoco he ido a misa, pero en la mesa pienso sobre los olivos. Nada importante.
Mientras espero la resolución a mejor docente del año. Me han dicho que no tengo ninguna oportunidad; la ministra de la rama, viene del sector privado. La han podado hace poco, la rama, de su tronco, y este, más cheli que un chulapo sea ha contoneado con una lascivia que ha avergonzado al propio vendaval.
Nada que no se pueda evitar construyendo un buen muro. Luego haces un concurso de graffitis, por supuesto con árbol incluido y ya has escondido al árbol y a ella, Lasci. Parece que así no existe aunque te haya puesto perdido.
De hecho, en el apartamento, aquel hombre miraba curioseando todo, no se podía levantar de ninguna de las maneras. La noche anterior habían intentado celebrar lo que parecía sería un éxito.
Repasaba cada una de las cosas que realizaba. Todo estaba planificado, el momento exacto de cada cambio, la forma de motivación de quien parecía desintegrado, la recogida de material que sería perfecta y milimétrica.
Por supuesto el objetivo estaba claro, la metodología, la más inclusiva y los contenidos expresados de una forma clara, aunque abierto al descubrimiento y verbalización por parte del alumnado. Si, todo eso estaba grabado y se había hecho en un directo.
Algo en su cabeza, no le cuadraba, parece como si en ese preciso momento, hubiera pasado un cortocircuito en su vida. De hecho yacía en la calle, y de forma repetitiva le sonaba el timbre del instituto.
No una, era de forma repetida y corta, sólo recuerda que se fue hacía la cámara y la golpeo, una y mil veces, mientras la otra, que le habían avisado que lo estaría haciendo, cumplía con su misión.
Si, ahora recuerdo, que me dijeron que era mi actitud la que no les había cuadrado. Los niños, después del simulacro, jugaron al fútbol de una manera genial. Creían que había descubierto al nuevo Messi, y ya sólo por eso, al curso les había dado un accesit.
A mi un acceso, que no se curó por un tiempo
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