El envase

Cristina Gallego, humorista de El Intermedio, clama en el desierto. Cuando se dirige a dar datos. Curioso una profesional de la parodia, de la ironía se pone a ejercer de periodista y expone ante unos oyentes, que ya se han querido enterar de lo que está probando, con una retranca, como diría aquel muy gallega, que lo que han dicho antiguos presidentes del gobierno, desde su palabra, sin aportar ningún dato, es sólo su opinión. 

   Los envases que van a ser enviados para su análisís reciben el portazo en forma de canción 

        eso que tu me das

        es más de lo que yo te pido

   Enfrente a la caja de ilusiones, se aposentan continentes satisfechos con lo que la vida les ha ido mostrando. Si extrajeran colores, desteñidos en vestidos, olores, insertados en botones, sabores de vinos agriados, por momentos no les cuadraría; pero que leches, el conjunto tiene un bonito entorno, un casco, no se sabe si para la cabeza, por si alguien dudara que quien acelera una nave especial fuera una inteligencia artificial, ajena a la melena.

    Es curioso que muchos de los que nunca escucharán a Cristina, no respetan los datos contrastados.

    Cruel es que esos seres que se entregan a las opiniones en su existencia particular, hayan tenido que vivir sobre los datos que les han personalizado para edificar sus vidas.

    Tuvieron que ir a trabajar y saber como se llamaban. Cogían con fuerza su ficha, aunque tuviera el nombre en abreviatura con punto; no dudaban era esa la que tenían que pasar por la máquina. Su vida se edificó sobre seguridades en el banco, en el pago de la luz, en la compra sin fiar.

    Debo creer a ex presidentes porque hablan en medios financiados por una religión. La fe sobre la que se basa, es la misma fe que dan a quien allí lanza su información. Es un riesgo si lo expuesto por los segundos son confrontados en su veracidad con datos, porque pareciera que el castillo de su envase se desharía a la vez. 

    Si quien es el faro de estos segundos pide todo lo contrario a esos medios y esos opinadores pareciera que existe una simbiosis que les ha mantenido privilegios en negocios de salud y educación, a cambio de darle unas envolturas que consiguiera que sus seguidores fueran fieles a las irrealidades.