jueves, febrero 24, 2022

Florecer en la épica

Escuchar a Sebastian Álvaro en directo es recordad aquellos tiempos de "Al filo de lo imposible". La construcción de una narrativa bella. El soñar que podíamos un descubrimiento nuevos límites que estaban puestos para ser superados.

  La montaña no fue nunca una prioridad, aunque las veces que fueron visitadas de otras maneras diferentes al esquí de descenso, crearon retos de superación y estados de ánimo de gran paz. La naturaleza, de una forma silenciosa, siempre ha estado presente en la forma de construir los pasadizos para ser.

  Dentro de la montaña, si estaban los ríos. Cuando iba acompañando a personas más habiles, empezaron a echar los programas de "Al filo de lo imposible", allí estaba Antxon Arza, con el que ya habíamos concedido en alguna concentración. Durante algun tiempo estuvimos por descubrir algunos de los pasos que nos iba mostrando, pero elllos, con Edu y otros iban pasos por delante

  El libro de Sebas "Everest 1925. El enigma de Irvine y Mallory", tiene la fuerza de cada paso que se da cuando ya el siguiente no sabes si lo das para acércarte a la muerte. Casi 100 años de una expedición, que como tantas cosas en la vida, no podemos elaborar desde nuestra perspectiva actual. 

   Nuestros miedos a un frío extremo que será cubierto con plumas y otros materiales, casi marcianos, no pueden competir con el encuentro con la muerte que muchos de aquellos expedicionarios habían tenido en la primera guerra mundial. Sus miserias, sus heridas, sus días sin sueño, sus hambres de desmayo. 

   La recreación que hizo el equipo patrocinado por TVE es bello de ver. Está liberado en el canal de youtube. 

   Si llegaron o se quedaron a esos doscientos metros de la cima, que son los que te faltan para terminar una marathon en lo que las cuestas anteriores a Atocha y la que te hace ir alrededor del Retiro, son una pequeña simulación de las 4 escaleras de aquel objetivo final que, como diría la canción, son las puertas al infierno o al cielo. 

  Capacidad de encontrarse con el mayor enemigo con el que puede coincidir ese paso a la ultima inspiración que puede ser un vacío, del que no vuelvas o esa puerta a una gloria futura, cuando vuelvas, pero que en esos momentos es sólo el hecho de abrir los ojos del cerebro, para tomar noción de la grandiosidad de lo que te rodea que hacía unos instantes era una pared oscura a la que te aferras con las ultimas uñas que nacían del más intimo deseo.

  Narraciones de ahora para las vivencias en las que encontrábamos una comunión cercana a la que podía ser una amistad que tenía el valor de reconocernos en la dependencia mútua

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