Ha llegado el momento. Se han querido colar los vientos, los arrecifes, las olas para justificar tus miedos pero ya no hay más excusas, ahora tienes que echar la carta.
Te has quedado mirándola, no sabes si Dylan la daría su aprobación. A tu alrededor todo se ilumina, pero un poco más lejos, no ves nada, ni nadie.
No sabes si tiene el color adecuado, si los horizontes que te abren serán la esperanza para un futuro. Ella, calla, espera. No la ves agitarse como tu corazón ha comenzado a dar latidos que parece que quisiera salir de tan débil envoltorio.
Mientras la has tenido, te has ido imaginando un pelo moreno, remarcando el color de su piel. Te admiras de su perfección, incluso recuerdas, un día en el que ella y una recien aparecida, la pareja hizo palidecer el Sol que se deslizaba dulce, como queriendo amar cada borbotón de vida que estaba en ellas.
No levantas la cabeza buscando soluciones tramposas para salir de este largo tiempo sin contacta con ella.
La miras, otra vez, no sabes si es momento oportuno para echarla. Si consigues sorprende por el instante y la oportunidad, quizás ella cumpla su cometido y levantarás tus ojos para sentir la repuesta afirmativa que confirme que era ese el instante.
Nunca comprenderás porque esa simple carta, te hace sudar las manos, como si pudiera haber un fracaso en su recepción. Antes fuiste más valiente; no sabes si fue el ajedrez el que te abrio la mente para calcular tantas malas consecuencias.
¿Y si no consigo, lo que me gustaría obtener con ella?.
No es baladí; ella puede ser insensible, aunque cuando apareció en mi vida, soñe que podría estar cerca de creer en algo, a pesar de esos peligros, que cantó Jhon Lenon donde me aviso que sólo creía en él y en Yoko. Tengo miedo que mi sueño también se haya acabado, lo comparto contigo por una vez dejada no consiguiera derrotar la monotonía del fracaso.
Puedo sentir mis anteriores fracasos, me pesan a la ahora de echarla. Los años parece que no me dieron la fuerza de la indiferencia ante la derrota.
¡Qué leches! venga adelante
Arrastró, aunque no sé si he contado bien las pintas que han salido. Mi compañero me mira con los ojos desorbitados. No sabe que también tengo
El as de oros y el tres de copas, el as ya salió.
Uff, esa primera carta, me ha dado un pequeño triunfo
Jokerman opens my mind around Bob and his World to remember my paths where I've lived
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