domingo, febrero 27, 2022

Adictivo

 Un día, atemporal, has llegado de la fábrica o has levantado por primera vez la vista tras haber estado agachado recogiendo tu producto de la huerta. Las horas se han ido y no tienes ni tiempo para pensar; sólo sientes que has cumplido.

  Lejos, grandes fortunas, ilocalizables, no tienen fronteras, financian a quienes están dispuestos a defender su dinero, a hacerlos más ricos e incluso a darles eternidad como busca Arthur con un pie en ese afán de trascender, por otro lado, como dice Patrick Radden, buscan lo más terrenal, para reducir los impuestos que debe pagar a una sociedad, para que esta se sustente en lo básico, hogar, sanidad, educación.

  Los dos libros de Keefe, son una exploración en el contexto de dos situaciones que tienen, en cada uno de los paises que sucede, una repercusión en toda la sociedad.

  Ayer, agotado, con la vista que no sabes si se resentirá antes o después, te vas a a la cama y buscando la habitación de este aún, no demasiado frío invierno, te viene a la cabeza que la vida de esos tres hermanos Sackler, es la de estos ricos, que buscan todos los caminos que ellos mismos estimulan, para reducir sus pagos de impuestos. En este caso, como gran publicista tienen los resortes para poner en valor los pagos aplazados, las exenciones y otras medidas de elusión fiscal. Esa caridad que sigue valiendo ahora, en nuestro pais, para aquellos que dan pequeñas grandes ayudas, que nada tiene que ver con una cantidad mayor de los pagos que debería hacer a un Estado que les ha dado y les da el soporte para su riqueza.

  Nos narra el autor una posible visión social de nuestros protagonistas en sus inicios. Todo ello, si existió, los actos de después no se corresponden. Al levantar la colcha y la nórdica te sigue dando vueltas a la cabeza, la sumisión que tenemos, los médicos a la publicidad de los llamados medicamentos milagros que no fueron testados todo lo que hubieran debido ser y que no era su obligación, pero si la de un sistema sanitario que debiera seguir al enfermo no en lo que se le ve, sino en lo que se le había suministrado, para ver sus efecto des. Cogi el testimonio de la sanidad pública española que así lo hacía.

  La otra dependencia es la de las personas a lo que se transmite por parte de esos medios, que no tienen ningún control ni responsabilidad ante las mentiras. 

  La dignidad personal, sea médico, sea ciudadano receptor de las noticias que salen en su mayoría patrocinado por empresas médicas para los primeros, o por los diversos mercaderes para estos, también, pero para la generalidad de los clientes, debe poner en entredicho lo que está recibiendo y aceptando sin más.

 Al volver a abrir, pero ahora para salir de la cama, y con la impaciencia que nos impide hoy reflexionar, miro un mensaje de Rosa Villacastin sobre un documental sobre el 11M que están pasando en Netflix, habla con horror de aquel tiempo, pero nombra a quienes cometieron la canallada de dar soporte a una teoría de la conspiración que tiñó de un negro asesino, el dolor de los que habían sufrido de forma directa, ese atentado.

  No empezó entonces, siempre ha existido, la narrración interesada, sino de los ganadores, si de los que poseen las herramientas para transmitir un mensaje.

  Me conectaba el final del día, con el principio del siguiente, con ese capital que soporta mensajes mentirosos que son admitidos por una sociedad. Los que poseen esos medios de comunicación trepanadores de unos hechos transmitidos sin contexto, ¿por qué llamarlos periodistas si sólo son publicistas de una verdad seccionada?, hacen un daño que en el día a día, en nuestras relaciones no parece hacer mella, pero que va erosionando el terreno sobre el que soñamos asentarnos.

   Esos publicistas, esclavos del dinero, siguen teniendo sus tronos desde los que aparecen en los medios televisivos sin que su iniquidad les haya supuesto un lastre.      

   Nuestros nacionalistas de entonces y ahora, se hallan unidos a ese guerrero que ha decidido que la guerra es el único camino para cambiar o retomar una historia que siempre se glorifica sin pensar en cada uno de los seres humanos al que se le agarra su unicidad para ser parte de un todo libre, grande pero que metida en ese espacio pierde su grandeza, su libertad y su individualidad, para ser esclavo de una imagen, no de un atender las necesidades básicas conjuntas que dan valor al individuo.

  Enfrente de esta pantalla, intento imaginar a los 23 lectores de media de este mes; imagino a alguno que me vigila, para tenerme controlado. Otro, que quizás encuentre un hilo repetitivo sobre una obsesión que en su repetición puede considerar como grande, pero que en el día a día de los hechos, puede ser denominada "pequeña gran". Alguna valora una cierta valía sino literaria, si antropológica en la vida de un ser humano que en estos tres ultimos años ha tenido una periodicidad diaria. Personas más excépticas controlan las chorradas y las niñadas que se me puedan ocurrir en una sociedad de adultos.

  A estos, en los ultimos 4 meses, pongo cara, en una conversación mental, interminable, que terminó en la parte física en la mesa de un bar pero que la he mantenido con la realidad que percibo, aunque recuerdo un silencio culpable, no sé si de educación, no sé si de perplejidad, no sé si de bueno, ¡cuánto inocencia! deja pasar el conflicto directo, a unas horas donde las familias les esperaban para seguir las rutinas de unas vidas plenas.

  El abismo existe en una sociedad vestida de cotidianidad. Quienes toman como natural seguir leyendo a quienes les pusieron dudas sobre todo lo que rodeo al 11M, sin darse cuenta, que les estaban arrojando a la duda sobre ellos mismos, porque cualquier detalle suyo, tomado fuera de contexto podía hacerle participe necesario de aquel cruel drama, si no hubiera utilizado los polvos para quitar el olor en sus zapatos, pudiera ser que ese componente no estaría en los compuestos de las bombas.

  Todos ellos, son partes de los que piden madurez a su interlocutor, pero admiten que un político que ha ido traicionado:

-          A su patria por Europa, por pedir que no se les diera un dinero necesario

-          A parte de los ciudadanos de su país, por hacerles traidores por haber votado a otra opción en la que ven más atención a los ciudadanos, por los cuidados públicos que quieren otorgar en la vivienda, sanidad y educación (aunque cobardes esta opción no toma todas las medidas necesarias);

-          A parte de sus votantes porque no les ha enfrentado con la realidad de las compañeras y compañeros que roban; ni la dependencia que tienen de sus pagadores que les ofrecen un colchón mediático que les aleja de todo control desde un conocimiento de la realidad de los hechos.

-          A parte de las fuerzas de seguridad, jueces que les ha obligado a un silencio que destruye el funcionamiento de una sociedad que debe ser puesta ante sus realidades.

Creer que seguir las grandilocuencias de las palabras patria, himno, bandera, y otras generalidades, puede ser adictivo para vidas estabuladas que valoran su felicidad, en cada una de sus paredes encuentran dibujos de la plenitud, sin valorar a quienes soportan una patria con otras necesidades, carencias y expectativas; sin percibir  que son todos juntos, quienes hacen la patria.

  Admitir las palabras de odio, y es odio, por mucho que en su despedida, intente dar un sentido de Estado a sus exabruptos contra el diferente, es volver a condenar a quienes hoy día, son revividos en Villadangos del Páramo. Seres parte de una España a la que cosificaron para ser asesinados
 

   

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