viernes, febrero 25, 2022

El día de antes

 Después de "el día después", sacaron "el día de antes", pero eso ya lo habían ido haciendo toda la vida. El fútbol, a veces, tienes la tentación de decir que es el deporte, como generalización, pero no es verdad; el fútbol es la droga inyectada para aliviar, exacerbar pasiones. 

Están servida, habiendo creado una dependencia en la cual participan, cada vez más, muchos inyectadores, funambulista tejidas con sus dineros y con los escaparates con redes que se ofrecen a extender por todas las horas, pero también por todos los espacios.

  Sabiendo como se las gastan, Mercedes ha preparado una ensaladilla, no tiene todos componentes; sabe lo que supondría eso. A cambio, en el balcón se asoma a recoger un poco de tomillo. Este de una forma silenciosa ha crecido sin llamar mucho la atención. Prefirió esconderse entre las más atrayentes,  perejil y cardomo.

 Sus vecinos observan como acercarse a esa planta a la que en un altar, adoran. 

  Exploran muchas posibilidades. Una intervención tijeral, con palas de playa y cubo tiesto donde trasladar ese objeto de culto les parece factible y sin muchos daños colaterales porque en el su duermevela durante el tiempo solar, es por la noche, donde, por norma proceden a desactivar las defensas, en este caso de su buen vecino, pero, ¡lo siento! un dios es un dios. Las contras a esta operación encubierta por las sombras es que un gato callejero, que en su juventud, vivió en el mar, anda buscando quien le acerque otra vez a la tierra que han perdido las ciudades. 

   Tras muchos años de lenta pero incesante invasión del cemento, la ciudad parece un mar de él y las islas de tierra son tan difíciles de encontrar que cuando estas aparecen son los niños los que la rechazan como algo antinatural a su inmediato orden.

   Se procede a un segundo plan. Lo analizan desde los más variados puntos de vista, emocional,  por ser un tiempo único, en un espacio grandioso, el mejor,  con un color celestial y con una armonía con la naturaleza que la hace tocar en clave de sol; a eso le dan un barniz intelectual, de los beneficios de una planta única con p-2-xt y otras alcalinidades y en la cabeza de los habitantes de ese apartamento,  estallan las visiones de una patria única, más grande que un toro y libre porque te quiero libre, aunque a eso nunca hayan sabido explicar la parcelación, dicen que necesaria, siempre por su bien, de un terreno amarrado a un tiesto.

   Con toda est sarta de sandeces se presentan en la puerta del susodicho lugar y al tocar en la puerta, hacen la introducción de Mahler, en la cantata tres, parte doblada que utiliza unos bongos para felicitar la vida. Ante la apertura de la puerta, ofrecen un vino, Ribera del Duero del 54 y añadido a todo lo explicitado en el anterior párrafo, convencen de una manera definitiva a nuestros héroes. Estos se desprenden, con una inocencia insultante de su posesión, de la bella planta del tomillo. 

Son felices porque guardan las semillas para poder seguir produciéndolo. 

   Por otro lado, quienes se han salido con la suya, preparan la exposición de su conquista. Fuera de nuestra vista, ayudado por algun reportero infiltrado, nos dicen que dos facciones se han querido hacer con el grueso de esa planta divina. 

   Una tercera vía, apoya este enfrentamiento, con la esperanza de salir victorioso. 

    Nuestros vecinos, salen en busca de alguna isla de tierra para sus infinitas semillas. 

      Fuera los egoismos, la locura, las pequeñas y grandes guerras

       Cruel guerra, si no es el amor a los encuentros

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