Algunos sienten un alivio, otros una incertidumbre. No muy lejos, varios encuentras motivos para iniciar un cambio.
Las dudas se instalan en muchos. Volver ¿a dónde?. Dudan que antes de lo que ha pasado se estuviera bien; es más, dicen, la poca decisión de quienes tenían la oportunidad de abrir las puertas que encerraban actos fétidos habían provocado la llegada de aquella época de oscuridad.
El margen para sobrevivir, quien parece estar en el poder, dice que es pequeño. Cada día, cada instante son capaces de lanzar basura a la prensa, a las redes de transmisión de mensajes de hoy en día.
Los Berny Sanders, AOCortez, meteremos aquí también a Pablo Iglesias pueden ser percibidos por un lector, convulso de titulares, como sádicos, rompedores de una sociedad en equilibrio, aunque ese equilibrio tenga 50 millones de pobres en Estados Unidos o 8, en nuestro país. Con no darles voz, no serán. Serán "los nadies" de Eduardo Galeano.
Denuncia Pablo, sería para un diálogo de días su interpretación del exilio de Puigdemont, que se siente ese aliento de dinero que se escapa a paraisos fiscales; se escuchan los soplidos de obras sobrepagadas y expuestas a mayor crecimiento de las pérdidas para la sociedad, riquezas para sus amasadores de necesidades.
Ellos son silenciosos, pero.... y quienes se lanzan de "bruces" a las televisiones, a las radios, a los periódicos que en sus bajos fondos enfangados, hacen un elogio hasta del semen derramado por sus cielos prohibidos para el mediocre que se confiesa en público. Dice Millás, que se puede pensar todo, pero algunas cosas no deben decirse, ni hacerse.
Cuando alguien ha perdido la dignidad la rampa es amplia e interminable.
En la vuelta de un partido demócrata, anclados en un conservador Biden, ¿cuánto habrá de los espíritus rebeldes de Sanders, de Alexandra Ocasio?. Es una sociedad que necesita cambios profundos. Estos últimos lo representan; los blancos pobres de aquel país se entregaron a la locura porque el orden establecido se había diluido en sus problemas cotidianos.
El agua envenenada de la ciudad de Flint por unas tuberías innecesarias, ante el cambio de chaqueta de su gobernador, había producido el silencio de Obama. No hay nada más terrible que ofrecerle la mano desesperada a quién crees que te puede sacar del fango de la miseria y de las enfermedades y que tu interlocutor, en una actitud televisiva te la choque, para que la instantánea sea recogido en todos los noticiarios y reflejen lo “guay” que es el político. Que ya nunca será el nuestro.
Volver ochenta años después; tras cuatro años cuanto tiene de posible permanencia si no se atreven a poner en evidencia las grandes desigualdades, los grandes beneficios que destrozan la sanidad que ayuda al ser humano, sin especular.
Pero ellos, sólo serán el reflejo de cada uno de los que percibimos que esas grandes fortunas tienen la piel fuerte en contraste con la nuestra fina; pero muchas capas, recomiendan para la montaña, te hacen soportar el frio y seguir avanzando.
Enfrente, tras doblar una esquina que te parece te lleva a la sensatez, te encontrarás de forma violencia a los mercaderes y sus porteadores que gritan y escriben basuras.
No es tiempo para retornar sobre nuestros pasos perdidos. Encontrarnos en la búsqueda, por aquellos, por los que sufren, como demostraban el otro día en "carnecruda", porque a la Cañada Real, no se la ayuda porque detrás, y nos repiten: no os lo toméis a mal, todo es cuestión de "dinero", en su forma de especulación
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