Se acerca el hombre. Se cuadra. Es grande, enorme. Hincha su pecho, se ajusta el cuerno a sus labios y de sus pulmones empieza a salir tal cantidad de aire, de una manera controlada que pudiera parecer que el manantial podría antes haber movido cualquier cimiento por muy profundo que fuera.
En el bolsillo de atrás, la cabra se tantea para ver si esta vez no ha olvidado la petaca. Si, la ha llenado, la última vez se le había olvidado y cuando empezó a salivar delante de aquella pradera llena de piedras, paso un mal rato, sólo superado cuando unos canibales quisieron matarla ahumándola en un refugio abandonado de montaña. El tiro de la chimenea no funcionaba, y la nieve fuera prometía durante la noche desprender todo el frío que pudiera envolver un espacio tan pequeño.
La lucha puede ser infernal un fuego, que produce un humo que cada vez va bajando más y un frío que traspasará ese espacio de piedra, que ahora parece de papel. No sabían si al final de la noche ese ser caprino tal terco habrá muerto por alguna de las dos razones o si al abrir la puerta les atacaría con su afilada cornamenta.
Muros se desmoronan ante la sonrisa salvaje de la mente del hombre iluminado al que un ayuno le ha acercado a lo divino, como una tragaperras puede enviar a un corrupto a crear mentiras sus oponentes políticos, sin que eso a uno le de claridad de ideas y a otro el premio de las tres fresas que no tengan el pringe de la deshonestidad con quienes no comparten sus ideas.
La cabra ahora, habiendo acabado casi en su totalidad la ingesta alcohólica del contenido del frasco camuflado, no siente la hipocresia de toda una vida pastando, sin haber dado un palo al agua.
Lee, si podemos afirmar que entre sus cualidades está el de la lectura, esa facultad la adquirio en un establo, que no universidad, de donde obtenía también las riquezas que jamás le hubiera llegado por su escaso trabajo.
Lee, exhalta las conciencias, con voz pastosa, por lo ingestado, grandes palabras: prados, verdes izados para ser enarbolados, vientos majestuosos. Todo lo dice con seguridad.
Cuando ve que los muros caen, como si fuera a embestir se dirige veloz al otro lado.
El gran encuentro se produce la cabra busca la atracción del otro cuerno, como para hermanarse.
Cuerno con cuerno, cabra con cabra
No hay comentarios:
Publicar un comentario