No es fácil cruzar un escudo de nieve que se ha fabricado la naturaleza. Tampoco el fácil aceptar que el tiempo viene a ser otro. Existen bellacos que ascienden porque estaban ahí, mientras son capaces de golpear con la piedra de la ignorancia la lógica de haber estudiado lo que quiere rebatir
En "El deseo de William", como en el libro "el extranjero" de Camus, vemos en el primer caso un caso real y en el segundo un personaje que detrás de sus acciones, tienen todo un mundo lleno de matices hacia sus actos "finales".
En este mundo acelerado, los que nos admiramos, sin profundizar en la obra de Robin, recibimos la noticia de su muerte, con la premura que da el seguir asimilando otra clase de mensajes, de los cuales, nunca te quedará constancia.
Su mujer, Susan, llama a nuestras ventanas, tan colmadas de colores sin vida, tan pixelada de puntos negros pero con una muy bonita puesta en escena. Nos reclama con pinceladas exactas introducidas por el director en el momento justo para que conozcamos momentos esenciales en su vida como actor, añadimos la lucha de la esposa para que comprendamos la última decisión del actor.
Nos la cuenta en su periodicidad los que compartieron aquellos momentos o como amigos o como directores de sus series o películas.
Sin spoiler; nos recuerdan una moraleja de la vida de Robin Willian, porque lo dijo y lo cumplió en su vida: una declaración de salir de uno mismo, para acercarse a escuchar a los demás.
Cuando Accem manda a Alejandro a Canarias, para dar cobertura a las personas migrantes, es porque en esta persona han descubierto con creces que su realidad está llena de actos de empatía para los seres más desfavorecidos en la sociedad en la que vivimos
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