lunes, octubre 12, 2020

La zanahoria, cortada por no se sabe cual

 Surge el cuchillo, como dirigiéndote. Javier me ha enseñado el camino, si te vas a entregar a realizar algo, no te mimetices en la inacción, ella, sólo es eso, negación de lo que puedes ser.

Coge Cansado el artilugio y sin mostrarnos el material receptor nos dice de lo inoportuno de desaparecernos, mimetizados en el color.  

En la pantalla, encuentro el turtuoso camino para diferenciar un mensaje elaborado sobre patrones mercantilizados, de la reflexión que rompa los moldes de la fácil aceptación.

Un Nadal inmenso, teñido en colores, se engrandece para ser él unico ser excelso,lo único bueno que hace maravillas con la izquierda. 

Aceptación risueña de una generalización, a la que dejas sobre el fuego para que se esfume en humo, sin olor, ni sabor. 

Por otro lado, emerge también el recuerdo de la violencia, para que la mano izquierda no se utilizara, quizás no queriendo mostrar desafecto a un regimen de marcialidades.

Aceptar y no mirar a la mente de la niña, a su corazón despechado por interpretaciones parapetadas por las líneas vacías de desquiciados psiquiatras politizados para el odio y la negación. La ciencia esclava de una idea; la infelicidad en una edad, atacada por el fanatismo.

Nadal un brazo derecho predominante, transmutado en una mágico zurdo, comprendiendo las ventajas con las que se enfrentaría al mundo al aceptar las excepcionales posibilidades que le podrían aquellos ángulos nuevos.

Y ahí andamos, intentando comprender como un ser humano puede tener esa capacidad para reinventarse y como todos debemos trabajar para quizas estigmátismos que tanto daño nos hace, primero a nosotros mismos por limitarnos y después a quienes nos pueden rodear que pueden ser fruto de abismos en los que les castiguemos, por nuestras perspectivas.

Verdades perennes, sin hojas que mantener




No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y