viernes, octubre 09, 2020

Escritura difícil.

 Cristina Morales escribe el libro "Escritura fácil"; en estos días, y siempre por la falta de dedicación y por supuesto de una calidad literaria, resulta que lo mío es difícil sobre todo para brotar las imágenes del equipo de la ARMH que está estos días en el cementerio de Guadalajara. En una fosa común están encontrando otras 23 personas que fueron asesinadas, después de la guerra civil, en 1940.

Agradecimiento a estos profesionales, para visualizar esas "vidas enterradas" de las personas que trabajaban y vivían en una Republica que tenía los mismos defectos que siempre y fue boicoteada por los mismos que ahora, trapichean con las palabras, tapian con sus actos y destrozan con sus plumas inyectadas en dineros petroleados por indecencias y jugadas de poker con cartas marcadas.

Eran decentes los obreros y las amas de casa que paseaban entonces por la calle Creu Coberta, de Barcelona, como los que ahora bajan por la calle Libertad por Madrid, como el truhán que sacaba unas monedas para la supervivencia, aprendiz de la vida, enfrente de los cuatreros que asaltaban las instituciones públicas con sus sobrecostes y mercaderías que manejaban a su antojo, siempre aportando a los mismos el famoso 3%. 

Hace años, me dijo, con su voz cansada, en este caso insegura, pero todo esto empezó con Filesa. Querer a alguien porque a su honradez personal no le puedes pedir que la ventanas se le abrán, si siempre ando con la vista al frente para ofrecer futuro a sus seres queridos.

A Isaak Begoña, ¿qué le puedo preguntar?. Siempre será imposible, ofrecer la palabra a un trabajador que le han dicho que la equidistancia es entre una bandera que le ondean como muleta para ofrecer una única realidad por la que debe aceptar lo que le rodea y un ser humano, despersonalizado que es ofrecido como pieza comestible al tiburón social que es temer al semejante estereotipado por clichés al que vemos como animal amenazante.

Siento que cuando estoy enfrente de la fosa, estoy con mi yo, ilusionado por la enseñanza, por la lectura, la carrera que fue disparado por ceguera pasional a un dios que nunca ha existido para dar cobertura a asesinatos y vejaciones. Eso, en realidad, era la anécdota

Quien guiaba a esos dedos sumisos, era el dinero que siempre quiere más. El poder indecente que siempre se quiere imponer y las predicas sibilinas que siempre con sus actos no son más que envolventes abrazo de Pitón para asfixiarte con sus actos de dominio.

Loa a quienes nos devuelven como personas a quienes fueron asesinados, deshumanizados, estigmatizados

ARMH, pinceles de corazones, para latir los pasados.


 

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