domingo, diciembre 01, 2019

Preparación: ser fuego en el agua

Agua es vida,

Fueron años de bajadas por los diferentes ríos, tanto de España, como, al final, de Europa o de Marruecos. Fueron pocos años, pero aquellos años estaban llenos de aventura, compañerismo e una gran parte de inconsciencia. Ver el vídeo, por supuesto de otro nivel de acción y dificultad, es situarte en el Tajo, luego Piqueras, Ara, Cinca, Cinqueta, Genil, Alto Ebro, Güil, Ourika y tantos otros; viajes al encuentro con nuestra casa, la naturaleza.

A veces, veíamos, al contrario que en ese pequeño cortometraje, como el río nos los iban quitando, porque decían que eran importantes las presas, porque la electricidad era importante, aunque luego descubrías que eran negocios privados que mataban a un río, porque el agua, el agua salvaje, se paraba, se remansaba, anegaba las orillas que antes eran bellas, cambiantes e intrigantes por la pluviometría de cada año, salvadoras por tener un espacio donde parar cuando tu piragua y tu estabáis descontrolados.

Se justifica todo, nosotros nos callamos, las pequeñas presas se hicieron aquí; en Sudamérica, con intereses de empresas españolas, se han creado grandes presas hidraúlicas, también las personas que habitaban aquellos espacios vieron la destrucción que traían en mitad de una publicidad de bellezas humanas, paisajísticas y bienestares que no concordaban nada con lo que aquellos pasajes iban a sufrir en cuanto a sus deterioro del medio ambiente y de condiciones de vida de las personas que habitaban aquellas tierras. Algunas han muerto, Berta Caceres y varias activistas más, allí las autoridades mantuvieron el orden, aquí el silencio oficial se ha intentado extender como una capa de buenura pues siempre se muestran esas grandes empresas en sus faceta de grandes creadores de riqueza, de la cual, nos dicen que comemos, aunque también nos devoramos nuestro porvenir.

Adoramos el éxito, porque nos lo muestran sin las cuchillas con la que sajan convivencias, futuros y respeto a la naturaleza. Tantos y tantos espacios que nos han sido ofrecido para satisfacer nuestras necesidades incrementadas, que no encontramos la manera de vivir vidas plenas, sin un consumismo que tapa nuestra paz interior de descubrir lo que somos por nosotros mismos.

Tiempo para volver a la naturaleza, somos de ella, no sus poseedores; buscamos descubrir como podemos ser sus oyentes, para ser quienes la devolvamos cuidados por haber sido quien nos ha dado vida.

El Sil, el Miño, compartido con aquellos kayakistas que luego fueron mis compañeros de fin de semana, mis contrarios de pequeños de sus momentos, dieron paso a saltos, desequilibrios, baños, apoyos, observaciones, cuerdas con corazón y conocimientos para apartate de las corrientes que te golpeaban con piedras y te atrapaban con ramas, casi humanas, que te respetaban en tu decisión de acercarte a ellas para hundirte en aguas oscuras.

Belleza de buscadores de los sonidos del lenguaje de la naturaleza, cuna para recordar el amor de los tiempos protegidos, ahora por la hermana agua, mecedora entre los ensueños de los parajes inexpugnables que te van vistiendo la memoria que te escribe libros para su amor.

Inviernos que llegan, hoy preparamos el café en casa, en un Huetos que es corazón entre los corazones de los árboles latientes, las aguas pacientes, me preguntan por aquellos tiempos, me llenan los abrazos de los hielos con los que amanecían nuestros coches portadores a orillas dónde emprendíamos nuestras calientes ilusiones a superar las trampas del agua, de las piedras, ramas y de nuestras propias impericias. Como contarles que el salto de la Rata, que el infranqueable, el triángulo testigos de mis tantas torpezas, fueron los pálpitos que me regeneraban para cada semana, entre carreras y alumnado, a los que siempre he intentado entregarme.

Aguas batientes, con compañeros de abrazos para la vida



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