Camina la memoria por los silencios que se van imponiendo. Miedo, quizás terror a que todo eso forme un magma que tapone la realidad por recrear con las personas que se crecen. No saber el futuro queriendo autocontrolar las disonías en las que la realidad te arroja.
¿Es la contención, el equilibrio de la relativización de una realidad que, sin embargo, camina entre tus actos, cruzándose como palos en el que se atascan los siguientes pasos?
¿Cuál es el orden en el que te tienes que mover? Surgen los golpes como materialización de una ley que se proclama en la eternidad de ese tiempo impuesto, desecho en azucarillo por su inconsistencia como ética de vida.
Las voces que aceptaron esa ley que elevo como su altar, consiguen sin embargo, permanecer, muchas mañanas, clamando vociferantes desde sus torres artificiales como un sortilegio para espantar sus fracasos.
Tiempos que se construyen para equilibrios, en entornos blanqueados, para vivir ahogados en palabras reprimidas para encuentros donde se descubren razones y sin embargo, vuelves a sumergirte en otro derramamiento de sueños, en los paises en los que el descontrol permite segar construcciones porque existen pobres, a los que proclaman reyes de un instante, para que autofagociten en la creencia de ser poderosos por ejecutores y sin embargo, sólo habrán cumplido como el esquirol que amedranta terrenos para construir presas de pingües beneficios, que serán exhibidas como acciones sociales inevitables en un progreso, hoz para cabezas rebeldes que caen con premeditación por bancales donde tratan que lo por nacer, haga olvidar a aquellos seres que quisieron esas tierras para sus propios nacimientos, enraizados en sus ancestros, en su lógica de equilibrios y no señuelos con edificios mortadelizados en cristalerias de "stop option" y "swaps" suficientemente volátiles para ser arrasadas por los primeros vientos de realidad.
Tristes silencios para aquellas a las eliminan no por ellas, que sí, sino por aterrorizar acciones futuras. Tristes silencios de los que observan para ir cavando zanjas en los que enterrar paseos.
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