miércoles, diciembre 04, 2019

¿es mate?, no agua

He cogido un botella, tiene el mismo formato que esas de los famosos, donde toman el mate los populares jugadores de fútbol, que tantas horas aparecen en nuestras pantallas para desconexión de nuestras hastiadas neuronas.

Creía que mi andar pausado y mi actitud reconcentrada les serviría para que cuando me acercará a los árboles que acabo de plantar me tuvieran como un valor seguro para crear un espacio de belleza y de equilibrio, pero claro, eso lo pienso yo, pero y ¿esos? esos que no beben de las botellas normales, de los vasos de segunda mano, sino que han conseguido ser admirados por sus continentes de oro y plata, a la vez que han desequilibrado finanzas, han asaltado voluntades, han pontificado con sus martillos que aplastaban los pies que querían caminar o las manos que querían mostrar las puertas por abrir al conocimiento. Esos que dicen de mi, los males que ellos han provocado con creces, pontifican truenos sobre sus tronos de mentiras, sus cuestaciones de falsas fraternidades, sus predicas entre sus incumplimientos; ellos  que abren heridas, para parecer suturadores; ellos que defienden la vida, sobre sus dineros tintileantes de la desigualdad que abocan a desahucios y suicidios.

 ¿Cómo quieren que les repete con sus dagas escondidas entre sus sayas, servidoras de los grandes señores y aduladores de los guerreros poderosos de las desigualdades? Si, codiciosos de sus Verdades la utilizaron para cercenar tejidos sociales, mientras lavaban sus estomacados cerebros concediendo a los pobres acercarse para arrojarles sus pueriles caridades, viendo de cerca sus caras constreñidas por el odio retenido

No debieran utilizar la muerte como totems y amuletos de sus puertas celestiales y giratorias quienes desprecian mostrar sus escritos de alimentar las desigualdades de los concertados, sus bendiciones a locales corruptados por tantas impudicias de las que no se han hecho nunca eco. Demuestran inhumanidad quienes mancillaron las inocencia que se les confió.

Aún con todo eso, palabrotean inmúnes a la decencia que les debiera investir. Necesitarían mate para que los maten las aguas de sus mareantes tropelias

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