domingo, noviembre 17, 2019

........ y perder la paz

Me he sentado a disfrutar de mi, otra vez nueva, estufa de pellet. Me ha venido a visitar el señor Latorre, con sus cuadernos de memorias, como general del ejercito franquista, me va a ir revelando sus paternalismo y  convencimiento de que su rebelión fue justa, pero a la vez, será muy crítico con su ejercito, lleno de debilidades en forma de medrajes, sometimiento a las subjetividades de los bien colocados, seguidista de un partido único, FET, que antes de la guerra no había sido nada, y que luego se le mitífico para dar una apariencia de democracia, cuando en realidad estaba emparentado con el partido nazí alemán y el fascista italiano

Es un díalogo amargo, el que mantengo con sus reflexiones, es un plantearme dárselo a quienes se han subido al barco de la admiración sumisa a una época que fue llenada de borreguismo y poco amor a una España, de todo, menos eficiente.

Al lado, en la mesa, me espera Piketti, dice que ya está bien, que le tengo que leer, que no es tan difícil entenderle, por eso Andreu Missé, a través de una entrevista en Alternativa Económicas, me invita a conocer sus ideas fuerza y entonces lo contrasto con el demadres que me ha ido contando en sus cuadernos, el general Latorre. Da muestra de haber intentado evitar los dispendios originados por mantener una dictadura con sus mercadeos, representaciones privadas pagadas por cargo a papa estado, comprador de lo innecesario, oropeles y engaños de fabulaciones de un mundo ideal.

 No encuentra caminos para ver más allá, como parece ver nuestro economista que de una forma valiente habla de controlar trasanciones financieras que generando grandes ganancias quieren escapar al control de un Estado al que denostan aun cuando se hagan cubrir de banderas e himnos.

 En una conversación entre mis dos personajes; creo que sin ponerse trajes, a pecho descubierto y por que no decir, despelotados de clichés y apriorismos; muy bien nuestro primer protagonista entendería que fortunas estratosféricas, sirvieran para dar equilibrio a una sociedad que él pretendía que no estuviera huérfana de cuidados hacía los diferentes.

Ha sido exhaustivo el viaje por Asturias, Teruel, Barcelona, me he intentado meter en su coche, como antes me metí en las barricadas de un día para evitar el golpe de Estado en esta última ciudad, como he leido a Preston para, entre otras cosas, hacerme eco de las bravatas radiofónicas de un ser torpe, como diría el hombre de nuestra lectura, un ser adyecto, como a veces, me dice mi mente, o un ser por respetar como se lava las manos una institución que quiere ser módelo de vida, enalteciendo a la bestia. Como en fín, reflexiono, si con contexto, también mi CTXT, para comprender que una equidistancia puede ser estúpida, si cuando analizo las violencias ejercidas en plena guerra, no tienen platillos trucados para que todas ellas fueran iguales. Termino con la reflexión que se hace el general Latorre, católico practicante, acerca de porque hubo ensañamiento con determinados elementos de la iglesia Católica, cuando con otros, no lo hubo e incluso se les defendió. Se pregunta, si esos primeros integrantes habían hecho también, ellos algo mal. Les conmina a una toma de conciencia de sus tomas de posición activa y quizás beligerante

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