domingo, noviembre 24, 2019

Los amnésicos de Géraldine Schwarz

Coge un corazón que le fue dado y viaja, encuentra, transmite a través de su cerebro la dureza de su naturaleza, no renuncia a nada. Me descubre, se descubre lo cotidiano de nuestras renuncias a manifestarnos para que desalmados puedan crecer, puedan expandir sus mensajes de odio; para sus propio provecho y su propio vivir en un altar.

Te cuentan del Menor extranjero no acompañado y buscan tu complicidad para preguntarte ¿quién no ha tenido una experiencia desagradable con alguno?, o si no, se la ha contado, o un amigo de un pariente lejano o si, si, eso, sí, lo ha puesto en nuestras actuales tablas de la Ley, (facebook, twitter, instagram) algun enviado, investido influencer de imágenes retocadas y voz impostada. Son estos quienes nos confirman nuestras sospechas, son: malos niños, niñas malas, porque además una madre, una madre que tuvo que salir de su lugar de nacimiento, acude a esos centros de internamiento y generaliza, y nazifica, como se hizo hace ochenta años y coge el micro, televisiva, arrogante, impune y señala a uno, a todas y les marca, por si hay algún iluminado que se cree el ejecutor de esa impudicia, de esa mezquindad puede realizar esa venganza por una supuesta destrucción de nuestro modelo majestuoso de vida; y por desgracia, ocurre, existe el abducido, el vengador; y alguien es golpeado porque su justicia, su percepción de una sociedad corroída, desigual, dominada por patriarcas, seductores a los que se les ve lejanos e inaccesibles, se focaliza en niños-as expulsados del abrazo de su madre, de los juegos con sus amigos y si, en cada golpe, ese ser marcializado, sonado, cree resolver lo que aquella reina investida de un amor a una patria sin seres humanos le ha escupido.

Y lloras, sufres, te desgarras, porque no quieres narcotizarte, como aquellas sociedades; francesas, alemanas, que veían como sacaban a sus vecinos de sus viviendas; porque también lo ves aquí, que seres desestructurados, desarraigados son golpeados, porque la culpa es de su falta de sumisión, de su falta de aceptación, pero nunca, nunca, ese ejecutor piensa que con más medios, con más especialistas, con más corazones con cerebro, a esos niños, niñas les podrías humanizar, les podrías entender. Te faltan medios que te deberían dar desde arriba y sólo ves los inconvenientes que te producen los que contigo están viajando, cuerpo a cuerpo en un velero de mares atormentados.

Nos dan luces, millones de luces, para deslumbrarnos, para asombrarnos, pero nos quitan la luz de los señores de la vela a las que ponen, a cada una, su nombre, el nombre de un ser humano. Miramos extasiados a la vaciedad de los leds, pero, y ¿ese niño?, desesperado, malherido, desorientado, apaleado, sin cara, sin nombre, que aparece en la pantalla con el programa "Salvados", a ese niño, sin cobertura al amor de una palabra de una madre que le dio la luz, a ese niño, ¿Acudirá con su dedo de odio aquella veleta dirigida por los vientos de un capitalismo salvaje?.

Despertad en la palabra, despertad en los hechos, en el encuentro con quienes dicen no, no pasarán por mis calles, por mis alamedas, los pasos marciales de unos servidores de las tinieblas y de los magos de unos mundos con escalas a las profundidades de la adyección y el odio por el diferente..

Revelador encuentro con los hechos en los que fueron encerrados seres que admitieron un orden sin matices, una ficticia tranquilidad sin vistas a las ciénagas, una promesa de grandeza con cimientos agrietados por despersonalizaciones y odios.

Entonces, desaparecieron, encerradas, las visiones humanas de una realidad transgredida, hoy, mañana, en la semana de las Migraciones, del 16 al 18 de Diciembre, en el Liceo Caracense y en la Biblioteca de Guadalajara, con seres viajeros a encuentros como Carmen, Chantal, Alejandro y otros, buscaremos hacer frente al ser humano, más peligroso, aquel que acepta ser dirigido hacia seres a los que odiar.

Veremos lo positivo de marchar en encuentros para la comprensión, el enriquecimiento y los momentos para crecer en la mente que asimila los impulsos del corazón

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