domingo, noviembre 10, 2019

Libre, la estufa de pellet es para Iggy

No quiero que nadie me señale, porque estoy viviendo una situación irreal. El gran Iggy se ha posado en mi balcón, con la condición que no le lea ninguno de mis hastiantes escritos.
Yo, ante la posibilidad que me cantará, me he dicho, Juani, tienes ya una edad porque no te bajas del trapecio y escuchas a este jilguero de insumables renacimientos entre los matojos en los que vives, que te ciegan el oído al encuentro con pentagramas rasgados en bares sin memoria.
El caso es que ha llegado mi marido, con la chorra sacada, venía con una cara de obseso que me ha preocupado, porque a las dos menos cinco y esperando que lleguen los niños, he pensado para mí: ¡joder 20 días que parecía que se había hecho abstemio y ahora de buenas a primeras aquí te pillo, aquí te follo!; la edad, ¿le estará volviendo inestable?.
El caso es que ha tirado fijo, hacía la estufa de pellet, sin mirarme, sin tan siquiera darme ese cariñoso beso que tanto le gusta dar y tanto me desarma y me ha dicho, esto yo lo resuelvo porque si veo cuatro tornillos por aquí, cuatro empalmes y tres tubos, los quito, lo levanto un poco, paso la aspiradora y ya está
Pero claro, los niños llegaban; claro la chorra se la ha tenido que guarda, alguna vez han estado a punto de pillarnos y vaya, que se le queda una cara de cogestión que un día estuvé a punto de llamar al doctor. La comida ya estaba en el plato, y él, con suficiencia ha indicado que enseguida iba, que empezaramos a comer.
La niña me ha indicado: mira papa está sudando como cuando corre los maratones parece un manantial recibiendo las aguas de un desbordamiento y ha añadido con el frio que hace en esta casa: "¿le podría pedir la fórmula para estar tan exaltado?
Yo, a la niña, lo que me pida. Por eso, después de comer y de ver a este ser tan desganado. Le he dicho:
¡Chica!, en ese momento le he oído como cuando en el instante anterior a irse, me hace un reconocimiento expreso de la pasión compartida; pero no, simplemente habiendo despegado los labios con un esfuerzo de apalancar puertas cerradas por la ignorancia, yo no comprendo como esta estufa se nos apaga a los diez minutos.
Por animarle le he dicho: ya, nos la vendieron como muy limpia, como que apenas dejar residuos el pellet.
El niño que me ha salido vacilón y, a veces, bocazas que en más de un apuro me ha puesto delante de mi hermano, si ese colocado por la política, ha dicho: si, si como el del diccionario, ¡esos si que son limpios!
Sin darnos cuenta, la niña había cogido el libro de instrucciones y con paciencia le ha indicado a su padre: aquí faltan varias cosas por desmontar, la carcasa está tapando esa caja que ves ahí cerrada por tornillos.
Mi marido se ha dejado hacer, parecía de Ciudadanos, ha comprendido que por ahí no llegaba y se ha dicho, será la chica, pero si por ahí, puedo tener más calor, pues ahí que me arrimo.
El caso que la chica, muy prevenida de esos vaivenes le ha dicho a su padre: - coge papel y boli y ves apuntando cada uno de los pasos que estoy dando. La última vez con la termomix, te sobraron dos tornillos y una tuerca y acabó la comida que hicimos pegada por el suelo, los electrodomésticos y las paredes.
Aquí, yo reconozco que mi niña tiene razón: La suciedad de sus desajustes llegó a nuestra economía, la principal y la negra, que nos guardamos para el futuro de nuestras niñas. Y es que no se puede actuar como si por ser mayor, ya conocieras,  Si, por fuerza, por filibustero puedes engañarles una época, pero todo queda hecho un desastre.
El chico, se creía brillante hoy, guapetón, adormilado después de una comida que le gusta, iba soltando soluciones, gracietas, lugares comunes y otras zarandajas; le tenemos, le tengo que aguantar, pero parece como los socialistas que se les tiene que perdonar todo, incluso su falta de definición, a mí por ejemplo, ninguna de las cosas que nos ha dicho hoy, me han servido para arreglar la estufa, eso sí,
Cuando tras la carcasa y la caja, que parecía la de los aviones, tras un accidente, reventada de ceniza de cuatro años sin haberla liberado de tanta y tanta particular volante que merodea donde hay calor, se ha montado, todo bien, ¡ay mi niña! Y ya no se ha apagado en toda la tarde, el niño quería aparecer como el gran solucionador, por su cara bonita, los hay que piensan que la palabrería les pondrá tronos. Ya hablaré estos días con él y sus hechos que tantas jaquecas nos están provocando.
El marido se ha mimetizado, parece que quisiera desaparecer, a veces te tienes que meter en charcos que te ensucien para no salir limpio. pero si con la chorra guardada, cuando no tienes un verdadero conocimiento, la sola presencia de la palabrería, no embauca, sobre todo si eso lo has repetido, ya, demasiadas veces
De la estufa he aprendido que por muy pequeño que sea el combustible, también es leña y que podrá esconderlo en sus paraísos fiscales de los vericuetos que nos son invisibles, romperá las cadenas de uniones de los pellets a martillazos hasta su expolvoreación, pero la mierda siempre la tiene agarrada hasta sus entrañas, nunca más fiaré de que lo que me ofrezca, no impuestos, si luego pago arreglos; no controles, si luego soy dirigido. La tengo y me seguirá dando calor, pero ya he comprendido lo que me puede dar de sí; calor, pero el trabajo lo pongo yo.
Y aquí me tienen, sentada escuchando la placidez del nuevo disco de Iggy Pop; los demás cada uno a lo suyo. Yo, en mi butaca, mirando al campo inmenso, a los árboles que me apaciguan y pensando lo que me dijo hace años, aquel sabio. Tú, tú no puedes pasar de tercero de la ESO, porque los razonamientos de la vida por parte de la sociedad llegan hasta ahí.
Buff, con el tiempo, he ido viendo lo que me dice: poderes que siempre mandan, promesas de participación ciudadana que no se cumplen, pesos que son arrastrados eternamente pero ¡qué leches!, el próximo domingo yo me levanto. Escribo el agradecimiento al ser que enseñó la clarividencia a mi niña, ese paciente, pudiéramos llamar Sebas, que como buen profesor, la enseñó a razonar cada paso que va dando en sus investigaciones, en su vida y tras ello, me encamino a votar, aquí, encerrado, con mi familia, de vez en cuando compartiendo las visitas de seres queridos, pero dándome cuenta de hasta donde puedo llegar, para que en una sociedad no me entregue a los servicios privados. Sí, si buscaré los apoyos mutuos para hacer un mundo diferente pero vivo con mis carencias y porque enseñando no puedo pasar a tercero, sin embargo aprendiendo vivo para compartir las posibilidades de quienes nos hacemos entre zarzales, tupidas masas de dinero derramado en pisos y especulaciones y sí. Como me decía ella, mi Luisa que tan rebelde es a sus ochenta y tantos años, ¿Cuál será la solución?
Nosotras, pero con pasos por empezar a dar.
Aquí, oyendo a mi estufa maravillosa, pero ruidosa, por debajo de la voz envolvente de Iggy en “loves missing”, aquellos que, a veces, me envuelven entre las sábanas pero olvido cuando le toco a él, real, a veces vulgar, pero siempre ahí

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Siameses y mercader

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