No quiero que nadie me señale, porque estoy viviendo una situación irreal.
El gran Iggy se ha posado en mi balcón, con la condición que no le lea ninguno
de mis hastiantes escritos.
Yo, ante la posibilidad que me cantará, me he dicho, Juani, tienes ya una
edad porque no te bajas del trapecio y escuchas a este jilguero de insumables
renacimientos entre los matojos en los que vives, que te ciegan el oído al
encuentro con pentagramas rasgados en bares sin memoria.
El caso es que ha llegado mi marido, con la chorra sacada, venía con una
cara de obseso que me ha preocupado, porque a las dos menos cinco y esperando
que lleguen los niños, he pensado para mí: ¡joder 20 días que parecía que se
había hecho abstemio y ahora de buenas a primeras aquí te pillo, aquí te
follo!; la edad, ¿le estará volviendo inestable?.
El caso es que ha tirado fijo, hacía la estufa de pellet, sin mirarme, sin
tan siquiera darme ese cariñoso beso que tanto le gusta dar y tanto me desarma
y me ha dicho, esto yo lo resuelvo porque si veo cuatro tornillos por aquí,
cuatro empalmes y tres tubos, los quito, lo levanto un poco, paso la aspiradora
y ya está
Pero claro, los niños llegaban; claro la chorra se la ha tenido que guarda,
alguna vez han estado a punto de pillarnos y vaya, que se le queda una cara de
cogestión que un día estuvé a punto de llamar al doctor. La comida ya estaba en
el plato, y él, con suficiencia ha indicado que enseguida iba, que empezaramos
a comer.
La niña me ha indicado: mira papa está sudando como cuando corre los
maratones parece un manantial recibiendo las aguas de un desbordamiento y ha
añadido con el frio que hace en esta casa: "¿le podría pedir la fórmula
para estar tan exaltado?
Yo, a la niña, lo que me pida. Por eso, después de comer y de ver a este ser
tan desganado. Le he dicho:
¡Chica!, en ese momento le he oído como cuando en el instante anterior a
irse, me hace un reconocimiento expreso de la pasión compartida; pero no,
simplemente habiendo despegado los labios con un esfuerzo de apalancar puertas
cerradas por la ignorancia, yo no comprendo como esta estufa se nos apaga a los
diez minutos.
Por animarle le he dicho: ya, nos la vendieron como muy limpia, como que
apenas dejar residuos el pellet.
El niño que me ha salido vacilón y, a veces, bocazas que en más de un apuro
me ha puesto delante de mi hermano, si ese colocado por la política, ha dicho:
si, si como el del diccionario, ¡esos si que son limpios!
Sin darnos cuenta, la niña había cogido el libro de instrucciones y con
paciencia le ha indicado a su padre: aquí faltan varias cosas por desmontar, la
carcasa está tapando esa caja que ves ahí cerrada por tornillos.
Mi marido se ha dejado hacer, parecía de Ciudadanos, ha comprendido que por
ahí no llegaba y se ha dicho, será la chica, pero si por ahí, puedo tener más
calor, pues ahí que me arrimo.
El caso que la chica, muy prevenida de esos vaivenes le ha dicho a su padre:
- coge papel y boli y ves apuntando cada uno de los pasos que estoy dando. La
última vez con la termomix, te sobraron dos tornillos y una tuerca y acabó la
comida que hicimos pegada por el suelo, los electrodomésticos y las paredes.
Aquí, yo reconozco que mi niña tiene razón: La suciedad de sus desajustes
llegó a nuestra economía, la principal y la negra, que nos guardamos para el
futuro de nuestras niñas. Y es que no se puede actuar como si por ser mayor, ya
conocieras, Si, por fuerza, por
filibustero puedes engañarles una época, pero todo queda hecho un desastre.
El chico, se creía brillante hoy, guapetón, adormilado después de una comida
que le gusta, iba soltando soluciones, gracietas, lugares comunes y otras
zarandajas; le tenemos, le tengo que aguantar, pero parece como los socialistas
que se les tiene que perdonar todo, incluso su falta de definición, a mí por
ejemplo, ninguna de las cosas que nos ha dicho hoy, me han servido para
arreglar la estufa, eso sí,
Cuando tras la carcasa y la caja, que parecía la de los aviones, tras un
accidente, reventada de ceniza de cuatro años sin haberla liberado de tanta y
tanta particular volante que merodea donde hay calor, se ha montado, todo bien,
¡ay mi niña! Y ya no se ha apagado en toda la tarde, el niño quería aparecer
como el gran solucionador, por su cara bonita, los hay que piensan que la
palabrería les pondrá tronos. Ya hablaré estos días con él y sus hechos que
tantas jaquecas nos están provocando.
El marido se ha mimetizado, parece que quisiera desaparecer, a veces te
tienes que meter en charcos que te ensucien para no salir limpio. pero si con
la chorra guardada, cuando no tienes un verdadero conocimiento, la sola
presencia de la palabrería, no embauca, sobre todo si eso lo has repetido, ya,
demasiadas veces
De la estufa he aprendido que por muy pequeño que sea el combustible,
también es leña y que podrá esconderlo en sus paraísos fiscales de los vericuetos
que nos son invisibles, romperá las cadenas de uniones de los pellets a
martillazos hasta su expolvoreación, pero la mierda siempre la tiene agarrada
hasta sus entrañas, nunca más fiaré de que lo que me ofrezca, no impuestos, si
luego pago arreglos; no controles, si luego soy dirigido. La tengo y me seguirá
dando calor, pero ya he comprendido lo que me puede dar de sí; calor, pero el
trabajo lo pongo yo.
Y aquí me tienen, sentada escuchando la placidez del nuevo disco de Iggy Pop;
los demás cada uno a lo suyo. Yo, en mi butaca, mirando al campo inmenso, a los
árboles que me apaciguan y pensando lo que me dijo hace años, aquel sabio. Tú,
tú no puedes pasar de tercero de la ESO, porque los razonamientos de la vida
por parte de la sociedad llegan hasta ahí.
Buff, con el tiempo, he ido viendo lo que me dice: poderes que siempre
mandan, promesas de participación ciudadana que no se cumplen, pesos que son
arrastrados eternamente pero ¡qué leches!, el próximo domingo yo me levanto.
Escribo el agradecimiento al ser que enseñó la clarividencia a mi niña, ese
paciente, pudiéramos llamar Sebas, que como buen profesor, la enseñó a razonar
cada paso que va dando en sus investigaciones, en su vida y tras ello, me
encamino a votar, aquí, encerrado, con mi familia, de vez en cuando compartiendo
las visitas de seres queridos, pero dándome cuenta de hasta donde puedo llegar,
para que en una sociedad no me entregue a los servicios privados. Sí, si
buscaré los apoyos mutuos para hacer un mundo diferente pero vivo con mis
carencias y porque enseñando no puedo pasar a tercero, sin embargo aprendiendo
vivo para compartir las posibilidades de quienes nos hacemos entre zarzales,
tupidas masas de dinero derramado en pisos y especulaciones y sí. Como me decía
ella, mi Luisa que tan rebelde es a sus ochenta y tantos años, ¿Cuál será la
solución?
Nosotras, pero con pasos por empezar a dar.
Aquí, oyendo a mi estufa maravillosa, pero ruidosa, por debajo de la voz
envolvente de Iggy en “loves missing”, aquellos que, a veces, me envuelven
entre las sábanas pero olvido cuando le toco a él, real, a veces vulgar, pero
siempre ahí
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