jueves, noviembre 21, 2019

Mi carta, ni una ni 300 firmas

Os arrebatáis, domadores de una pasado que os tuvieron reyes
Lanzáis proclamas de finales de tiempo, a vuestras súbditas,
aquellas que destrozaron zapatillas, mientras las subyugabais
con televisiones únicas, palabras irrepetibles, túnica en verdades

Queréis que vuestro trono aplaste a quien la sociedad arrodilla
Pegáis con avisos de fin del mundo, para trabajadores esclavos
Arrolláis con ruedas de molino para moler las calles que escuchan
Embrutecéis con falsas verdades, al que se sienta para sentir ser

Navegasteis entre jueces, fiscales, notarios de oposiciones patrióticas
Levasteis anclas entre profesores, maestros, nacidos de exterminios
Aceptasteis a generales, regados para ser reproducidos sin sentido
Y ahora, a quien pide que paguen los ricos ¿los creéis infiernos?

Arrojasteis cientos de millones de dinero a quienes segregan,
Callasteis con quienes matan la libertad de elección, en privilegios
Cabeceasteis a quienes se nacieron privilegiados, sin exigirles nada
Y, sin vergüenza, vuestras iras las expulsáis a quienes conversan

Amamantasteis a nacionalismos para que os criaran dioses
Derramasteis impúdicos fluidos, para daros paraísos fiscales
Derrochasteis cabalgatas de fiestas, para que fuerais caudillos
Y, levantiscos, firmáis tintas de odios, a la economía social

Qué sois sino vasallos del tiempo oscuro
Buscaremos las luces, sin vuestros bolis




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