Homenaje en "A vivir .." a Mariano Viñuales, comunista durante 77 años
Hoy abre Javier del Pino, con la música de Newsroom; esta semana, otra vez, me ha emocionado la trama planteada: el equipo manda dos reporteros para entrevistar a un general retirado; uno de los periodistas manipula la información, descuidando al otro. El equipo de redacción contrasta la información, pero se les escapa varios flecos donde encontrar la trampa. Les denuncian por haber engañado. En un momento determinado, avasallada la protagonista, por no comprender el origen del ataque, descubre el fraude realizado, se la ve como si la hubieran apuñalada, como si la hubieran ultrajado, ser inútil. Saben que tienen que dimitir, que ya no tienen credibilidad, aunque haya sido sólo una persona del grupo. Me parece sublime. Honestidad en estado puro.
Lo contrasto con lo que me rodea, con lo que veo, con lo que me muestran; me mezo con los payasos que han llevado hoy a "A vivir que son dos días", con Jordí Évole, Wyoming, Javier Crudo, desde el humor, a veces ácido, me respetan para comprender lo que me rodea.
Esos y otros pocos son mis oasis, en un país cruel, cueva de serpientes escupiendo su amor sobre las vidas diarias; manipuladores abrasados por los fuegos habidos en los ávidos paraísos.
Exhiben, sólo, el amor al propio, enterrando un día más el amor sobre los que se han fundado las mañanas de las brazadas en las copas amarillas del otoño.
En esa búsqueda de subastadas lástimas, quieren gobernar piedades sobre el manto sangriento de las crueles pérdidas exhibidas. Pena de ellos, dueños, cuando todos fuimos sometidos.
Protegidos asaltadores enseñados filos, aprenden de lo vivido para regodearse en la crueldad, sabedores que los pájaros ese día, escribirán maitines, donde antes clamaban acosos
Insuflados insultadores profesionales, babean exabruptos en catódicas concesiones, abochornados ante la mofa por sus serviles actos, a la vez que sabedores que nunca serán más insultados que sus propias bajezas.
Y por encima, de esta realidad, que, cada vez más, me pregunto que nos atan, vuelvo a la suerte tenida, cuando cerrado la acequia, he cambiado olas a los dioses tomates por la escucha del homenaje de Luis Alegre y el director del programa a Mariano Viñuales, comunista desde los 17 hasta los 94 años, que murió hace 15 días, consciente de lo que había sido y lo que quiso ser hasta el final. Comprometido con el mundo soñado, ese que alguna rata taxida dice que imposible para exasperar raciones de consciencia; pero que él ya ganado el asiento por su pasado, glorificaba los posibles mínimos logros, entre fogones, para pelarse cuatro sacos de patatas que sirvieran para sustentar las frías mañanas sin sobres, de las anuales fiestas de caminados compañeros.
Doce años atrapados por los barrotes rebelados, que fueron utilizados, ya próximos a los agotados perennes días, como bastones desde donde reclamar al apoderado socialista adocenado que les debía a ellos, la declamación de la vuelta al ser social, ¿dónde pensaba si no, que encontraría las raíces cuando el sol abrasará las caducas emperifolladas ramas?
Mastico el sol de los árboles que sonrosean mis músculos ritmados en el eterno libre himno irrigado, emocionado el perdedor que vuelve besando al ser humano
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