jueves, octubre 03, 2013

¿Discriminación en Guadalajara? y mi corazón con el Lampedusa universal en el que, a muchos, hacemos sufrir

Son las 18h, en la avenida enfrente del nuevo Polideportivo Municipal; paro, un poco más adelante, hay una mama, con sus dos hijos pequeños, juguetones y alegres, a cada uno de ellos, les acompaña una cartera gigante, que hoy felizmente, parece que no les perjudicará la espalda. Doy por supuesto que esperan el autobus. No sé cuantos números de autobuses pasan ahora mismo por allí. Parece ser que la cosa está chunga, en cuanto a la cantidad y la frecuencia.

Satisfecha mis búsqueda, me dispongo a montar en el coche, viene el autobus, espero, porque inmediatamente va a parar. La madre le indica, con su agradable y bello vestido que pare; ningún amago, del coche. Los niños aún risueños, le llaman. Yo, en mi ¿estúpida? mesura lo observo, sin entrar en el coche.

No puede ser cierto, que no haya hecho ningún amago por parar, la alegría de los niños era contagiosa, pararían un tren. ¿Quizás era otro autobus?, quizás no le ha señalado convenientemente?. La mole rodante, sin corazón, avanza. Miro, para asegurarmente, para desquitarme mi parte de culpa, y ver que la madre, no se ha movido, que estaba esperando otro autobus; no, no, no, la niña aún sigue entusiasmada con el autobus; no se ha dado cuenta que su mama y hermano han reculado, que empiezan a andar, que empiezan a desaparecer de la parada del autobus, que la madre camina con una congoja interna, que no transmitirá.

Y sí, otra vez, que yo no he reaccionado, para que echar la culpa a otro. Otra vez, que me siento vejado en mi floreciente y orgulloso español. Ese que busca unir a sus gentes, que viven y les alimenta, a los diferentes para que encontremos nuestro punto de unión.

Y sí, también me ha venido, enseguida a la cabeza, ese estúpido mensaje, pasado por las redes sociales, de listas donde todos los benefactores, convenientemente cortada la lista, parecen tener nombres que no coincidirían con los gloriosos josé, jesus, antonio, pilar, y me digo, estamos vencidos, estamos abrumados y abrasados.

Que una sociedad ponga la responsabilidad de la crisis en las pequeñas ayudas que reciben personas sin recursos y calle, de una manera cobarde, ruín, cicatera e interesada, ante quienes han hundido cajas (los políticos eran los jefes últimos), ante quienes nos han hecho rodar por las magnificas autopistas del despilfarro, ante quienes se abrazan como hermanos reyes que la única función real que tienen, en nuestro caso, es ser un lobby conseguidor.

Dar por pérdidas las ayudas al FROB; ante el poderoso ¿aceptamos?
Ahora que esta obscuro, quizás no vean mi letra ópaca, pero si, es borreguismo y dejacíon de nuestra responsabilidad. Nos hemos entregado a castas de usurpadores sociales, que se han convertido en dinastías que nos expolían porque en si mismas, mantienen a aduladores que quieren su parte.

Y si ese ser humano que no para, y si ese señor que acusa con listas, quisieran tomar la responsabilidad de querer saber:

                    Alternativas desde abajo, Lo que somos y adonde vamos

Todos oimos de quien se nutren estos fascismos elitistas, con jerarcas que incitan al odio de quienes están a nuestro lado, para que no miremos quienes se están hartando de robar por arriba.

Si, tenemos que despertar de esas reacciones irracionales, alimentadas con la basura de lo inmediato:

Ahora vamos a celebrar "La Semana de la Deuda". Buscar información, comprender cual es la legítima, cúal la ilegítima, volcada en nosotros por nuestra pasividad; pero sobre todo.

No miréis a cualquier obrero, mujer atenta a sus hijos, cualquiera que sea su origen, como nuestro enemigo. Somos el trabajador que nos ha tocado nacer aquí, y por encima, de los vacúos entretenimientos subvencionados por nosotros, debemos mirarnos como iguales; el acaparador, el trajeado vendedor está en otra historia, pero nos necesita; no seamos, nunca, nunca, nunca, sumisos, ni despreciandonos mutuamente entre nosotros.

El autobus se fue, mi coche se fue, mi ayuda no llegó. Mi pregunta de apoyo a esa familia se esfumó; pero necesito que mi cabeza este despierta, rapida, a veces para el error, nunca para la ignominia de dejar niños, cansados, acudiendo sin alegria a su casa. Conociendo, por nuestra vía, el odio emanado desde la insensatez e irrigado con nuestra mangueras.

Mi paso se estanca, quizás como mi silencio, en el "pequeño Lampedusa" de Berlín, donde pasé lo mínimo; pero veo al que espera, al que aprende, al que escucha, al que escribe con el puño de su corazón, al que deambula su desamparo y es abrigado para que sea púdico su horror, al que clama enojado para romper con el filo de su palabra, las patas de nuestra silla acomodada. Y clamo para que no haya un ser humano del mundo que sea despeñado en el abismo, por otro, anclado en el débil pernio que se levanta
                

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y