martes, diciembre 31, 2013

Capear la Cultura para la quietud

A mi me dicen: sobre este lienzo veo la lucha del ser humano cuando busca reflejar la captura de un momento mágico del movimiento y me digo: va, pa' mi que este quiere que deje de elaborar informes sobre como rezuma el melón bajo el Sol del Agosto, y claro, yo, me hago el sueco y me quedo quieto, si porque quedarse quieto es contemplado ahora como un arte, tu ves que viene un toro y lo obvias, si ayudado un pelin por una capa que despista pero, oye, quieto; tu ves que viene alguien con una porra, pero ahora, no es ni uno, ni dos, para que te hagas a la idea, te diré que una manada y te quedas en silencio y si hace falta, ya lo guardas para siempre.

 ¡¡¡Es el orden!!!, te dicen. Bueno, tu piensas, efectivamente de donde han sacado veinte mil millones de euros no han entrado estos señores aporrados, por lo tanto será que ha habido un cierto orden a la hora de irlos sacando.
Pero volviendo a lo nuestro, antes que el melón se deteriore, conviene darle un uso adecuado, tú le vas cortando en pedazos, rajas decían antes, pero si molesta, con decir trozo, ya vale y lo repartes.

¿Dónde?.

Cuando la tarde te acompaña para regar con la sombra, la mirada de un niño embelesado en  el inexplicable monociclo, tu te dices, ¿tiene un buen fin este niño mirando a pochi di Laura, manejar las bolas a la vez que pedalea?. ¿No estará, quizás, pensando el dedicarse a ello, para que luego le tengamos que mantener de la sopa boba? y te dices, vale que se le haya ocurrido, pero mantener ese instante en una fotografía, le ayudará a persistir en esa idea.

Luego ves una foto, oh eres tú!, maravillado, deseoso, envidioso con los hermanos Pareja, ritmo, armonía, ensueño, limpieza en su grandea y te preguntas, porque me la hicieron, para demostrarme que con mis tropiezos, desgarros, dudas y balbúceos no debo intentarlo; y me afirmo: no, no, no deben verlo, ahora si que no, soy yo. ¡Ese que sale magnífico con el Photoshop!

Y a la magía de las palabras de Estrella, las liberale del instante que ilumina al niño, ya no tan guerrero. ¡ya, ya, je, je, ojojo, ojojo, también evitaré el mal fín que pudiera ser, difundir el embrujo que existe en las abejas que laboran la miel de mi tio Angel, o en las nueces que sinfonean en los nogales de la tia Isabel, porque te aseguro, eso si, que ohhh, ojojo, ojojo mis certezas son contantes y sonantes.

Y a aquel clown salido de los bosques animados, ¡no, no le fotografies!, porque atarlo a la imagen de su maleta pequeña, mas llena de grandes árboles o gigantes o risas para mi tia Felisa, quizás muestre el poder del payaso ante los panelados aprendices con "almaonedas" plasmadas. Mejor le esconderé, le ocultaré, le taparé entre las cenizas de los días seguidos, o entre los pletóricos juegos ampliamente pagados, no vaya a ser que los niños descubran la risa, sólo en la brisa, o en la cornisa, si, si, siiiiiiiiiiiiiiiii de mi prima Felisa o se suban a la mínima piedra para contemplar lo baja que están en el abismo taradas ambiciones.

  Fotos sin fin, "malos" con fines, torpezas delfines boqueando entre los mares contaminados por las limpiezas pagadas. Fotos, fotos para mañanear el pasado, para pincelear los deseos, para iluminar los días grises o rebobinar las arrugas que te visten. Fotos del mago Fernando que palmea la frente del ariete del tiempo que arremete. Rincón ¿me aseguras que la química que arrojan sobre tus equilibrios podrá alguna vez borrarse?.

Toma castaña, que ahora también el Castaño es malo porque asa su fruto, no para atragantar mi boca, si para decorar mi paso.

Uff, ¡cuántos ajenos fines contempla quien cabalgó sobre la molicie de las heladoras, nunca finiquitadas, grupas de las dádivas asalariadas.

   Fotografías expándete para hacer collage sobre capas de tretas, sobre grises sin brillo que martillean silencio

Blanca Calvo escribe para que no nos extinguamos


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