jueves, enero 16, 2025

Gigantas

 Sobre las 19h llegó Penelope, introdujo la llave y abrió la verja. Entraron Curro, Mari y Juanele. Nunca habían estado en aquel lugar. A ella le habían entregado las llaves en su puesto de trabajo.

    Siempre en los cuentos hablan de gigantes. Parecen que sólo fueran narraciones para entretener y asustar un poco a los peques, pero no yo lo he visto. De espaldas en una foto, llevaba una niña hacia el principio del mar. La llevaría para empezar la travesía del océano de la vida, seguro que sigue igual. Tuve la suerte de verle de frente y de saber que es un gigante, nos sigue acompañando su humanidad.

    Por lo que sea, soy un hombre de suerte; también se me ha presentado una giganta. Nunca lo narraron pero tiene una mano como un corazón y la coges y te da pálpitos de tal manera que ni paras y eso que te permite no leer aunque en algún de los latidos te viene a decir. Si abandonas las lecturas te pierdes parte de lo que soy.

   Pues, por esto y porque Marian me lo recuerda, y vaya, tampoco es cuestión de vivir dos mundos, creo que buscaré a David Uclés, Óscar comentó que en su viaje libro existen muchas vidas en las que reconocerte en lo que eres y lo que te rodea.

     Giganta, la real es un poco así, pero a está la ves por la calle o te tomas unas cervezas con ella. Te habla y cuando se va, te dices: chico, pues no ando y claro te ves que como que no andas y resulta que te lleva en su palma con pulsos que te dan retos. 

     Cuando entro por la verja, resulta que salgo a campo abierto y por allí va ella. En día como estos, en silencio, va dándole la mano a alguien lejano Pepe, este ha pedido respeten su silencio. 

      Sabemos de su inmensa entrega. Los dos se acompañan. ¡Qué grandes, me digo! Algunos días, sin que ella, la giganta, me vea, por ir vestida de lo cotidiano, la veo humanizando a las víctimas esclavizadas de las pantallas. Con sus palabras las estalla para que esas incipientes vidas, sepan que tienen cadenas que las atan a ver lo que otros les arrojan como pienso verdad.

    No desespera aunque de pequeña veía en su pueblo que cuando se ponen a picotear, no levantan la cabeza y no les da por subir  piedras. Ella, enorme, les da razones para quererse, como diría Bebe, razones para que no tengan como héroes a los modernos agitadores digitales. Es grande pero se sube al pupitre, se pone a su altura porque les quita el muro en el que les proyectan lo que deben consumir para irse poniendo ellos mismos los grilletes.

    Existen días en los cuales, arropado por sus venas y sus dedos de amor, la veo agotada porque su alumnado se encuentra cómodo, encerrándose en píxeles. Estos son fríos y crueles, les reconforta en su desamparo. Ella sabe que, en otros tiempos, la humanidad siempre ha buscado otros refugios. Les da miedo lo que hay fuera. Si se lo dan hecho, ni tan bien.

    En esos días, ella por giganta, ya les tiene preparadas sus incansables búsquedas para que sean ellas quienes se metan en aquel océano por el caminan niñas compañeras con sus madres de actos de abrazos.

     A la giganta, basta decirlo, yo la amo. Existen encuentros en los que te quedas mirando hacia arriba y no te da tortícolis, solo pasos para contemplar por las sendas en la que te haces. Una suerte, que siempre la veas, aún entre montañas de días que pasan

miércoles, enero 15, 2025

Balconada

 Cuando quiso enfrentarse con Luigi, este me llevaba dos kilómetros de distancia. Él llevaba encima una pesada carga, eso me dio esperanzas, también un cierto miedo acerca del contenido que pudiera portar. La última vez, había portado masa para 200 pizzas. Contundente, me pareció; como para medir las fuerzas.

   Asomado a aquel mirador, soñando con su nuevo coche, Edith pensaba en su nueva canción y su desgastado amor. Vio al fondo del cañón, una piara de jabalíes y a unos 200 metros Luigi, con un andar pesado; le veía levantar la cabeza, quizás buscando un recodo del río en el que pudiera descansar

   Un kilómetro más atrás marchaba Karl; paró, pareció beber de una cantimplora, pero nada interrumpía su andar ligero. Le daría alcance enseguida, aunque la senda se hacía más estrecha y unos árboles espesos, impedían a Edith ver ese tramo.

   Al mirador llegó un camello, un zorro, desafiante y Lucía a la que no parecía importar la presencia del jorobado. 

    El zorro dio cuenta de lo que le había sucedido en aquel pueblo. Edith le acarició la cabeza y le pidió que se acercará al balcón Se mostró apático, quizás por la gallina zampada. La señaló, por contra, la peligrosa acción que estaba haciendo Luigi para pasar a la otra orilla. Para sorpresa de todos los que estaban en aquel balcón, vieron que arrojaba la pesada carga en el agua, junto a unas mínimas piedras. Consiguió pasar. Se sentó al llegar a la otra orilla.

     No tardó en aparecer Karl, segundos después la piara. Todas, arriba, lanzaron un horripilante grito. Karl aprovechó el desconcierto animal para subirse a un árbol. 

       Desde allí pudo contemplar como un gran jabalí empezaba a nadar hacía Luigi, después los otros cuarenta miembros, incluso los jabatos. 

       Luigi se levantó con calma, se dirigió hacía el saco y empezó a tirar todas las bellotas que había quitado del santuario de aquellos cerdos salvajes; el macho alfa, diría aquel, quiso olvidarse del fruto y seguir al ladrón; pero miró para atrás y vio a muchos de los pequeños, pasando verdaderos apuros y otras cuantas cerdas, con honda preocupación, les fue llevando hacía la contracorriente, con la tarea de acumular cada uno, 2 kilos de ese preciado alimento.

       Karl se volvió hacía el zorro, Edith, Lucía y el angustiado camello y pareció decir: "Es imposible atrapar al pillo".

martes, enero 14, 2025

Medallas caídas

   Sale Diomedes habiendo escrito una nueva canción. Está buscando la música y de repente pasa delante de él, un zorro, marrón, grande, andando rápido; le ha mirado de reojo y el escritor le silba.

   Hostias, ¡zorro no te vayas!. Ha desaparecido de su cuadro de visión, pero insiste le canta

       ¿Dónde vas con tu boca ensangrentada? y tus dientes enfurecidos

     De repente, el animal ha vuelto al encuadre. Se pone sobre sus patas traseras y hace unos pasos que porque me gusta Allen Toussaint, sino no me lo hubiera podido imaginar. "Sweet touch of love" baila

      Horrorizado me acabo de fijar en su boca, no puede ser. Reconozco la cabeza de la gallina Cocorilla

       No paro de cantar, a la vez que me acerco. Si pudiera quitarle a Cocorilla de su boca, le podría dar un entierro que le honrara

        El zorro, desafiante, gira sobre si mismo, y cuando su boca vuelve a mostrarse, sólo puedo ver su larga lengua empujando hacía dentro y un desgarrador sonido de dientes despedazando a mi querida Cocorilla. Ya no me perseguirá, mientras escondo su comida favorita, sabiendo que irá acelerando, cada vez que me hago el despistado y marcho hacía otra de sus compañeras.

        Narciso, el poderoso zorro, quiere hacerse el gracioso. Yo le canto  

        Veo a Umberto, con su escopeta que asoma por la esquina. Como siempre, me trastabillo ya sea con el saxofón, ya con las canciones. 

         Narciso sale de su ensimismamiento y huye presuroso. Puede haber sido el olor a pólvora. Puede ser que mis erres la hayan asustado.

          Umberto se revuelve

         ¡Puto músico! ¿no sabes improvisar? 


lunes, enero 13, 2025

Nervios

  Estirando todas las noches, Paul pensó que nada le perturbaría durante todo su sueño. En general, ocurría. 

    Perder 2-5 debió tener su influencia; saber que daría su pelo por apoyar a Gavi, Pedri y Cásado, a la vez que se montaría en patinete con Cubarsi y Lamine en el Macba para celebrar que les hayan dado valor, por encima de los éxitos que tanto cotizan a los millonarios, era su estilo de vida. 

   Aprender las músicas de la Tamborrada de San Sebastián era un su reto, por encima de un tiempo que no podía dedicar a los vendedores ni a deshora, ni a los seres con camisetas a las que, ahora, sabía que no pertenecía.

   Navegar aquella hora la tomaba como una tormenta sobrevenida en la que no querías estar preparado. A veces, pensaba coger drizas en bolis y e izar velas en cuadernos podría ser la solución. Otras veces, comprendes que tienes que grabarlo como el orfebre que inscribe el nombre del Barcelona en el torneo que ganaron ayer. Coger la voz para guardar esos instantes era echar el ancla mientras surfeas la ola más hilarante en la que te podrías montar. Si un helicóptero te sacará en medio de esa experiencia, podría ser un motivo de disputa cuando llegarás a la altura del piloto.

    Paso, una nueva manta cegó la mente y aquello que sabías podría ser un momento trascendental para la humanidad, se convirtió en nada, como todos estos escritos.

     Ahora cuando Noah, en la televisión pública, nos habla de las enfermedades raras, ¡qué importancia tienen estas palabras!, y mucho menos las de los esbirros que no, al final, comprenden que no pueden amenazar porque son unos parias que consiguen dinero de las apariencias y la que han dado en sus morcillada de amenazas ponían en evidencia a demasiadas instituciones como para cumplirlas. Julian Macías duda de enfrentarles porque les da luz. 

    No, ¡Julián! el visibilizar lo que somos en medios de esos sometidos musculados de las apariencias, nos hace darnos cuenta de lo que nos hacen ser gente como Laura, Ione, Irene, porque visibilizan lo que queremos y como debe unirnos.

    

   

domingo, enero 12, 2025

Kneecap y otros golpes

  Si pones a Irlanda en la ecuación, uno siempre se emociona; por Paddy, por Sinnead, por Swenny, por los océanos humanos por donde nos llevó James, por la calidez de Sweny, por el desgarrador Shane. No tienes mucho más, o quizás si, saber la fuerza de su pueblo para proclamar que en Palestina se está cometiendo un genocidio y que las armas muestran el descarnado proceder de quienes comercian con ellas. 

   Los chicos que hacen hip hop en el idioma irlandés en la película Kneecap son los pueblos que sueñan con la autenticidad; llegan las partituras de la tamborrada de San Sebastián y te vas a sus calles recorridas, también de forma esporádica; también habiendo dejado una impronta, sobre todo en la primera Behobía. Ahora baten records de participantes y de ingresos, eso ya, es otro mundo. Entonces fue la noche interminable por la casa rural de Monte Igueldo y otros entrañables momentos compartidos. 

   Allí el euskera, les hace injertarse en los suelos. 

   Todo eso no les da miedo, ni a aquellos traficantes, ni a los grandes capos del mundo.

    Igual que un pequeño club, en su momento, describió todo lo que era una sociedad entera, con sus patrañas, sus especuladores, sus merodeadores, sus grupúsculos que no se podían unir porque no se podían ni mirar. Estos grandes magnates de la tecnológicas son los señores feudales de aquellos siglos medievales.

     Existen uno que por ser el más descaro y el más killer, le elevan y acogen como rey y luego los grandes señores que le aúpan, también como escudo.

     Esos señores se han hecho con todas las tecnologías. Podrían haber cambiado la historia y salir de ese trato como aldeanos a sus súbditos, entregados a todas sus redes para dar una oportunidad a la supervivencia

      Podrían haber cogido las inmensas fortunas globales e impulsado una defensa de la naturaleza a la que se lleva tiempo hablando se la está castigando de una manera despiadada. Además con un lenguaje muy lógico, jamás se había echado tanta contaminación sobre la superficie de la tierra. Ni nunca se había desequilibrado tanto la corteza terrestre con las extracciones, ni la marítima con los inconmensurables vertidos.

      Saben que las armas existentes podrían explosionar la tierra, hasta convertirla en pedacitos de recuerdos en algún planeta a los que esos desalmados no habrán podido huir. Conocen eso y, vierten todo el dinero existente en más armas, hasta provocar varias extinciones. 

    Son, por el contrario tan canallas, tan abyectos que dicen defender la libertad, sabiendo que la tienen, y a medias, por mucho que les joda, los que tienen más privilegios. Son tan miserables que conociendo que existe una gran parte de la humanidad que no tiene las herramientas para dilucidar lo que es la verdad y lo que, sin más adjetivos rastreros, es la mentira, que sueltan esos venenos a través de sus redes y su podredumbre mental.

    Esos señores, decían hoy; nombran a un dios al que tienen esclavizado, a su servicio, se reúnen de forma continúa para potenciar la multinacional del odio. 

   Muchos viven de ella, y sabiendo su debilidad, prefieren arrimarse para que les caiga las migajas, de aquel cuento que decía aquel padre. Se veía tan miserable cogiendo las migajas hasta que un día vio que había alguien detrás, cogiendo lo que él dejaba caer

   Como los chicos de Kneecap, como aquellos seres recogiendo basura en la película de los Monty Phyton la rebeldía es una opción necesaria, cuando ese rey, ahogado en la basura que le hizo al poder, se aproxime al grupo, le dirán que ellos no le hicieron monarca y que lo único que ha hecho es quedarse con parte de lo que le ha dado el estado y de lo que ha especulado con su producto. Y sí, le arrojarán una mierda, por villano, rico, pero si, rastrero y nauseabundo en sus poder.

    Lástima que exista una sociedad que les cree cuando dicen libertad, que son las sobras que les arrojan. 

    Pena porque cavan su propia fosa, donde arriba no les importa ni las 46.000 asesinadas en Palestina, ni los 4.000 que murieron porque el Estado considero que la medicina para combatir la enfermedad, era muy cara; o los 7291 seres a los que no se les dio la oportunidad de salvarse o morir con una cierto cuidado. 

    Libertad dicen los poderosos y escupen maldiciones que recibimos como lluvia o como ofensas de quienes, como nosotros, tendríamos que unirnos para hacer frente a tanto ensañamiento.

    Necesitamos ser parte de un idioma propio; no el universal en el que nos han dado para que ya las palabras verdad, mentira no tengan ningún valor y al barbado mentiroso se pueda jactar de su inmenso poder para pudrir las relaciones, con el lanzamiento de frases sin parar y sin vergüenza, como disparos para eliminar la convivencia. 

     No les importa la vida, aunque nombre una y otra vez a sus dios encadenado. Les sobramos muchísimos y el exterminio, empezado por El Congo para extraer las riquezas que les meta en su castillo, nos dicen que la muerte se puede aproximar en función de sus necesidades.

     Como en aquella lógebra charca, dos personas son multitud para empezar a señalar a esos infames, autoproclamados enviados. Nos espectacularizan  asesinatos, para tapar los suyos.

sábado, enero 11, 2025

Bocas en fuego

  Decíamos ayer; el caso es que el fuego que aparece por la ventana de la estufa se aviva. La habitación ha cogido calor y no temes que se vaya en un buen rato. 

   Por otro lado, un nuevo video de Jaime Altozano se aactiva en el ordenador. Beatriz cree que ya ha estudiado demasiado, deja al lado ese maldito aparato que le ha atrapado  "cientos de horas" le ha parecido y se queda mirando a ese cristal

   En unos minutos sabe que tiene que sacar a la mula a pasear y a beber en uno de los recientes charcos que han paliado durante una época esa maldita sequía en la que andaba feneciendo toda la naturaleza y quienes la rodean.

   Las llamas de las explicaciones de este ser descubierto, Jaime se elevan por encima de la estufa y cree que también de su cabeza. 

   Sabe que ha salido a las calles de Manhattan con un zapatillas y un bagaje que no son el más apropiado para las explicaciones. Aún así se acoda en cualquier barandilla y se queda embobada recordando alguna de los conceptos transmitidos. Sabe que entre medias ha metido humor pero ni lo recuerda porque estaba abstraído intento seguirle. 

   Sweet Jane pega algún relincho esperando salir para alternar, ver mundo y, por supuesto, beber agua, porque, habrá agua ¿no?.  Sabe, porque está en esas cosas, ...las de mula, que el agua, y la coordinación son esenciales para apagar los incendios. Se teme que haya lugares, se dice a si misma, donde cada uno vaya por su cuenta. Hazte burpees y te oíras a ti mismo, le dicen a todas horas, quienes hablando de libertad, reciben prebendas para lanzar sus bravuconadas. Quien lo comprenda que lo explique. Pero no vale decir: "es que son unos cínicos". Es ventajismo

    Lucedna, compi mula, a la que están sacando de su cuadra en estos momentos, a unos veinte metros de Sweet Jane, la canta Bye, Bye love cuando comprende que Beatriz está en otras de sus alucinaciones. Luego condescendiente la recuerda que se verán en un rato.

    El caso es que inefable Jaime se pega unas parrafadas que me dejan en un inicio de levitación. Yo no sé si eso es bueno. Te pones a levitar y quien te dice que no te vayas a convertir en un verdadero tarado humano que cree que es un ser mitológico y al que se estudiara dentro de veinte siglos.

    Tu imagínate ser un fenicio, con su ropa respectiva, su cuidado pelo y habiendo follado, como todos los días al salir el Sol; entonces unos cristales que habías apartado porque existen actos que no tienes que compartir con nada ni nadie te devuelven tu figura y además cambia de colores. Allí lo tienes a patadas pero Junior te avisa que vais a salir en breve a costas de gente por civilizar. Ramiro coge el candelabro y Félix, el gato. Cuando llegas allí, les ibas a vender fruta, pero observas que se quedan embelesados con los putos cristalitos, ya me he cortado ¡leche". 

    El fenicio Suntilloio se piensa que tiene un negocio seguro y les hace ver y oír cosas en esos cambiantes cristales. Al cabo de pocos años, se nos ha hecho millonario y tiene decidido obtener todo para él. "si soy listo, soy listo", como diría Dani, el bocas. 

     Santinana con buena cabeza para los remates y para hacer reflexionar hasta el más asno o mula, le dice: "a ver, Elon" bocachancla, con cariño te lo digo. Como vas a dominar el mundo, si viste que cuando salías por el puerto, se estaba produciendo un incendio en la ciudad porque dejaste al sol, cristales sobre montones de paja seca. 

     Le reitera, zumbao, con cariño no te das cuenta que no eres nada como aquel Julio, ya ves tú mucho emperador pero al final un bruto y sus secuaces, en una traición, porque eran así, tan miserables como "asustaviejos" si les dicen "ataca", lo hacen y si les dicen "so", pues paran.

    Suntilloio, puede ser muchas cosas, aparte de tonto, pero si alguien le dice: "chico, mira en está época no me viene bien que embistas"; ten en cuenta que te he puesto de educador y ver las nimiedades que repites no me viene nada bien. Nuestro fenicio reacciona y se dice "más vale unas paguitas en la mano, que anormalidades volando",

   Beatriz me lo confiesa. Ese tío es un genio. Explica utilizando lo visual para apoyar las teorías que defiende. 

    Oye que salgo con Sweet Jane, ¿te vienes Lou?

     Si, sweettie hay días perfectos y hoy, lo estamos comenzando.

   A lo lejos Altozano acaba de botar una motora y creo que nos lleva a nuestra isla bonita.

viernes, enero 10, 2025

Fanfarrias y obscenidades

Días de fanfarrias y otras obscenidades.
  Cuando se entra en un tubo parece que el fin estará en un lugar acordado, por lo menos, con el que terminó la hora.
   Si un día, porque confías en que los bomberos de aquí, no estarán tan desprotegidos como los soberbios de el país que se quiere llamar América y el nombre más próximo apropiado sería el de Lunatirandía.  Si, decíamos ese día te metes en uno que no te avisan que es el del círculo de Quintas; sólo en el último momento lo nombras y lo medio oyes. El fuego crepita, Bárbara sigue negando el saludo y Visi habla de su arrobo por Butragueño, Emilio; su sencillez, sus pasadas con Florentino o con el braguero de su pantalón de juego. Salta una viruta ardiente y la encendía los bajos de sus falda.
    Llega unos 800 días sin parar de tocar y confiado se mete en el carrusel y en mitad de la quinta vuelta sale una vomitona que ni en aquellos días. Pero es que desde el empiece se intuye que aquello no va a ser fácil, te agarras y como como decía un profesor; es que no quiero que estés atento a que la de al lado te hable, la otra le estuviera mirando para ver si lo hipnotizaba y el de más allá aún se acuerda del chiste que corre por el instituto por como tuerce la cara cuando se descompone. 
   Si, sucede; desde el primer instante, el tirón que te ha dado el nombre ya te ha descoyuntado el codo y el hombro pugna por no salirse al amoldarse a la trayectoria, mal que bien. 
   Elia, desde fuera, a gritos con Pakito le confiesa su absoluta perplejidad porque ese desaprensivo se haya metido en semejante berenjenal. 
   Juliana avisa que la comida está hecha y que la mascletá será a las 19h10, en la explanada que ocupará a partir de mañana la fanfarria del pueblo.
   Cuando el afectado, intenta recobrar la compostura y la posición, un caballito que se ha salido, le relincha en sus dañadas orejas. Ni antes, ni ahora comprende nada de lo escuchado. Lo de lo tonal, modal, bueno iba despejándose. 
   Las 84 variantes desde el Dórico, Jónico, Mixlodio, Eólico y otras zarandajas, como el domador decía que se podía reducir mucho pensando en Mayores o Menores, pues tan ricamente. Pero para cerrar el día vuelve a aparecer Alberto, contundente, con las ideas claras y con las palabras que le caen a un zote musical, como si fueran cuatro arreones a los camellos de Tenerife o la caquita que se escapó al amenazador "pelat" cuando pensó en todo lo que podía perder, por bocazas. Tonto, mucho; es cabezao, nunca, es negocio y los amos pagan, pero también tiran del bozal, cuando les puede afectar a su business
   El caso es que en la noche entrada empiezan a llegar partituras, las de la tamborrada de San Sebastian y entonces, te quitas el pijama, te pones las hojas por montera y te vas en busca de aquella amazona, por si la guerra pudiera compartirse en lechos de flores

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y