viernes, mayo 14, 2021

Tardísimo,



 Eso me ha dicho Joserra; has comprado el libro "tardísimo"; yo que le veo a lo lejos, con un empuje incansable para quienes nos desorganizamos, me he dicho: ¡qué exagerado! como cuando me invita o me cita para hacer un "escape room", no me puedo decir el miedo que paso.

  El tubo de escape de la derbi de mi querido José Luis, casi lo rompí. Era mi primera experiencia con una moto de marchas. Fue hacer "room, room" y se me puso de pie, la jodía, menos mal que siempre estaba al quite José, en eso o si incendiábamos los alrededores secos ya de cereal que entre cuatro no conseguíamos apagar y llegó él y lo hizo. Nos quedábamos abrumados. A los 20 años, no supe evitar que fuera en aquel maldito coche.

  Empiezo el libro de Demasiadotardísmo y mira que tengo que atender al twitter; del Facebook, me alejé, y de los whatsapps, casí, pero aún así, algun mando me alejará de su lectura; pero no, sólo el prólogo y la introducción y ya le considero mi hermano mayor, a este profesor de economía, con un corazón al que echa una sangre, por supuesto roja, la azul cobraría réditos y la manda a que se aprovisione de todos los aportes que pululan cerca de nosotros y que gente como yo, no sabemos percibir. 

 Y le envidió, para una cabeza que, poco a poco, ha ido deviniendo en una coctelera, ver que existe el orden y que ese nos puede dar un placer de tantas cosas abrazadas, nos ilumina. Incluso en días como hoy, en el que, una vez más, la noche ha ido aplanando la visión de las innumerables piedras con las que me voy tropezando.

 Sólo la reflexión sobre lo que me deberá suponer el libro de Joserra, me iba llevando al Sol, de los alumnos que hoy se despedían ya del instituto. Empezaron hace 6 años y hoy,  Jhonny, el inconmensurable Jhonny que siempre, que nos hemos visto, muy pocas, aguantaba las bromas sobre sus posibilidades como lateral derecho, con una sonrisa de verdadera bondad. Me decía que quería estudiar economía y le he preguntado si "para alimentar el capitalismo". 

Claro, ha respondido y me ha iluminado, entonces y luego en la senda de llegada a Huetos. Cuando se les abra las puertas, ojalá vean que existen ventanales, a los lados por los que podrá ver los desechados del capitalismo voraz en los Estados Unidos, apartados, escondidos y como decía hoy Democracrynow.org; siendo victimas del partido Republicano que les quiere apartar de la posibilidad de votar. Maniobras salvajes, ya en la desvergüenza de tener medios amamantados que abrirán portadas y horas y horas de tertulias con la menstruación de la tarántula mientras saquean lo público y destrozan las lianas que nos podrían aproximar para la convivencia.

  El doctor Paramio, psicoterapeuta de seres en transacción con el tiempo que nos quiere cobrar las deudas de lo inexorable, nos invita a mecernos con lo pequeño que pudo durar las dos horas de una película o los 5 días o semanas de un libro, dentro de una vida que ya nos parece menos inmensa; y que sin embargo, taladró las paredes de nuestros actos para colocarse en estanterías que nos asome a otros espacios donde nos podemos ser.

21 apartados, como 21 días o 21 gramos, medidas para otras dimensiones pero que nos trenzan lo que hemos vivido, con la desnudez con la que debemos desprendernos de nuestros apriorismo y con los besos entregados para fertilizarnos en los centímetros que recorre una vida.

 En la cabecera de una cama, de una butaca cuando lo fácil te susurre a las yemas de los dedos para que los distraigas en su recorrido por la pantalla. Al otro lado, en los pies, tienes que sentir que el ábaco para lo sencillo, ha sido silbado entre las músicas para danzar, incluso lo inexorable parece deshacerse de la suma de las razones con los encuentros en una película donde la miel es fruto de un respeto mutuo

 

 

 

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