Puede ser un día muy señalado. Me he puesto la camiseta más conveniente. El campo al que voy es el de mis sueños. Se ha elegido a quienes nos van a representar, muy diferentes, pero que prometen una variada gama de emociones. Desde el otro extremo, opiniones diversas pero que me enriquecerán o entristecerán pero que he escuchado en el campo de juego. Nada, de electrónica, nada de intermediarios. A estos les he dicho que llamen a su presidente. Como yo, no estamos para muchos trotes, pero le prometido que todos los elementos estarán más blanditos para nuestros riñones, para nuestras posaderas, por si la caída al sofá es más fuerte de la que nos gustaría.
Al referee le he convencido para que no permita que idealice las situaciones anteriores, que el mostrarnos como somos es más real que esconder muchos acciones que debían haber sido penalizadas.
Mi team está a punto de salir. Cumplen sus ritos; harían perder los nervios a cualquiera ante este momento más trascendental.
Les he nuestro traje, recién lavado, esplendoroso. ¡Qué ilusión y ganas de mostrarse!. Aún debo esperar un vida, les ha dado por disfrazarse, tengo miedo que nos hagan perder toda nuestra credibilidad. Sus trajes son estrambóticos y provocativos. Debería tener un cierto temor. He visto la violencia con la que en algunos espacios se difama a quien se diferencia.
Ellos se miran seguros, cómplices. Miran fuera, a su campo de juego.
Salen, toman sus respectivos espacios, se les ve conjuntados y sabedores de que entre ellos no quedará ningún hueco.
Se hace un silencio tan profundo como la noche
¿Sus sonidos, voces? "No hay derecho, ley ni frontera que este primero de la sonrisa de un niño y una sonrisa..."
"El que se calla otorga. Por eso yo te canto"
"Son niños, y están solos, sin padre, ni sitios. Por Dios, que no tienen nadie. No hincarles los colmillos.
El equipo ha estado magnífico. Sólo podían ser de Cádiz, como Michael.
Un día, un siempre magnífico que ilumina, los rincones oscuros del ser humano con la
Chirigota que proclama a la niñez como un tiempo a no ser invadido por la miseria humana
Nadine desde Gaza, pide su futuro, como el niño aquel soñaba en ser futbolista y abogado como aquel jugador del Atlético que admiraba; este mismo equipo, que hoy nos quitara la liga, años después. ¡Tantos futuros que no tenemos derecho a derribar por nuestras comodidades!
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