domingo, mayo 30, 2021

Fijeza

 Secuencia fija. Alguien vuela con sus zapatillas y su imagen queda impresa en un cartel que duraría hasta la eternidad por la plasticidad de ese cuerpo atlético. 

Cuando entro en la habitación, alguien va a buscar el café prometido y enfrente alguien me mira con la fijeza de estar contemplando un ángel caido. Le devuelvo el tiempo y si, como ser humano salen de su sopor. Un encuentro no esperado que ante el saludo, rasga los absolutos.

 Tras unos segundos; sentados los tres, descubres que el marco está establecido desde hace tiempo. Son "afiches" que han sido modelado por mentes alimentadas, por un lado, por dineros que les sacían, quizás el principal motivo; por otro lado, por todos los estudios que tienen analizados los mensajes que serán recibidos por ese determinado tipo de clientes. Esta última actitud es la que me llevará a pensar que recogido todos los datos, podría igual, escribir un estudio para servir a quienes quisieran llegar a los clientes proclives a los mensajes contrarios.

 Comienza el argumentario. Venirse abajo, por el resultado de Pablo Iglesias, a quien, por no llevar las chaquetas elegantes de bolsillos en B, se le permite llamar como "coletas". Se desgranan cada uno de los puntos que están fijados en la pared imaginaria que llevan delante de sus ojos para que sean repetidos con un cierto orden. 

 Como en un proceso de una pescaderia de barrio, ni a esa, ni a otras ya no acudo, se van levantando las diferentes capas para ser levantadas pero sin ser limpiadas con la pulcritud de la que se obtuviera la mejor de sus condiciones.

  El hecho de igualar a unos y otros, por los extremos, ya está determinado mi limite de aguante para que no lo admita en ese cuchillo vasto que encuentra el verdadero camino.

   No puede ser igual quien defiende lo privado, de quien defiende al trabajo. Saliendo de ahí, se afirma que es algo que, de todas maneras le pilla lejos, afirma con contundencia

   De alguno de los lados no tan lejos se le hace ver. Parece ser que todo esto, hace perder esa fijeza y le lanza a un mar, donde las olas parecen mecerle por la rotura de ese panel desgajado de su pretil de sus seguridades.

  Al final, todo parecía un cuestión de estética. Una coleta, de la que se ha estado estirando hasta quien la habían asido parecían temer que les escupiera como un pene, por el alargamiento producido, podía ser menos estético de chaquetas de mil cortes, tan elegantes  como poseedoras de bolsillos en B de los cuales se ha hecho mucho uso en tiempos pretéritos y en los actuales.

   Al final, el gran problema nacional parece que estuviera en el automiedo de ser escupido o de ser saqueado, aunque eso si, con una etiqueta que alivia

   Fijezas

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