miércoles, enero 29, 2020

Más odio que amor

La frase del título se la dice Jimmy Gralton a su confesor en la película Jimmy's Hall y así ha sido durante tanto y tanto tiempo en nuestra historia; coge el gato ese trozo de galleta que le he arrojado y va marchándose hacia una esquina, sin mirarme, sin decirme nada, cabizbajo, meditabundo no lo sé, yo, a veces, voy así también, pero con la cabeza vacía, como desintoxicándome, pero quizás, él, mici el único gato, si que te tenga que darle vueltas a una serie de cosas.
 Hubo un tiempo que tuvo que marchar de aquí. No podría, o no debería contar las razones concretas pero hubo una serie de acciones que a mi comunidad no le gustaron. Alguien dirá, y quien es tu comunidad. Cuando la cosa se pone de esta manera, yo, no siempre estoy fino y máscullo: "mis cojones y tres más". No ven, no me lo debieran haber preguntado porque soy un poco burdo, o brusco que, no sé si alguna de estas dos palabras están bien.
Me invistieron, eso es el punto. Valía personal, persistencia, inteligencia, yo creo que es que estaba ahí en el momento oportuno y se dieron cuenta que era lo suficiente terco para repetir algunas de las burradas que desde arriba me animaban a decir. ¿Por que lo comprendo, si me reconocen poca capacidad? bueno, la experiencia, si lo he dicho veinte veces y diecinueve han sido totalmente al revés y la única que me dío la razón es cuando un mamarracho que me quiero quitar el puesto, era todavía más bruto que yo. Pues me pienso, esto no va bien
De aquellos barros, así estamos todos, no dice el dicho, pero escrito, puede limpiarse un poco los malos momentos que me hicieron pasar aquellas docenas y docenas de gatos que empezaron a darse cuenta que podían maullar, haciendo un coro, en el que ese Mici, les iba llevando a nuevas acciones, cada vez más gatunas, cada vez más inverosimiles, de tal manera que se escapaban a mi control.
Ese es mi problema, que pude pasárselo a él. Ellos, los de la voz en off, tan profunda su gravedad y su imppostura, como falta de sentido, siempre me han dicho donde está el limite, que no se debe sobrepasar: patria, banderas, himnos, eso es la fachada. Pero a ellos les vale, luego dentro se manejan de maravilla con los fondos buitres, con dineros negros, con prebendas, con corruptelas y controles por las buenas, mentes abducidas, o por las malas, mentes con actos a exhibir en caso de rebelión, de seres que debieran dar prestancia a esos interiores, pero claro.

Este jodio gato vuelve, pero le he dado un poco de su comida preferida para ver si se mete en una esquina. Debe comprender que ir a vacilar con todos sus colegas enfrente de esas construcciones con esas fachas y que estas se vengan a bajo, no es plato de buen gusto. Los de dentro se quedan a la vista, desnudos y se gustan mucho a si mismos, pero verles asi, sin vergüenza, debe comprender Mici que no es plato de buen gusto. El que le he dado yo, espero que sí. Ay, mi gato

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