No sé si saltar la nueva valla que me pone la premura, sería más fácil seguir la linde por donde emocionar a las actrices que no encuentran sus oremus. ¿Quién estará en el backstage del cantante que taconea mi entrada?
Aquel ser de cucharas en pecho, acompaña la charanga de la vida, entre bastidores mugen las bestias que arrollan las hierbas crecidas para labrarse los abrazos con aquella que ama continuar, mas, a la vez, juntar su bocas.
Atención, esos seres apocalípticos que debieran, tan solo, ser osados investigadores de las tormentas que prometen arrancar los árboles que sombrean los caminos atacados por los rayos sin redes, cuando los primeros, pasan a ser demonios para los equilibrios en las cuerdas del día a día, por amañar las verdades con el abuso de las falsedades de laboratorio, ahora transformadas por sus negruras y, los segundos, se convierten en mercurios mercenarios, destrozadores de las esencias de sus cimientos.
No contrastan, sino que son meritorios voceros, criminales en sus resultados y ante ellos. Como dice el trailer de la nueva película de Clint Eastwood, "Richard Lewell", la sociedad se acomoda para vivir en la "ley y orden" en la que estabularon pensando que en esas palabras pacerían los uniformes dados a quienes cobrarán pruebas para ahuyentar mentiras.
Sólo fueron animales de odio para crear un espectáculo en el que saciarán los cansancios de un trabajo que esclaviza en su ejecución y para atornillar en sus sillones, que aceptan los cohetes lanzados hacía las pantallas, para en 3D convertirnos en asustadizos aceptadores de las nimias dádivas de quienes obtienen pingües beneficios por las postracciones de miradas, que debieran buscar para que las certezas se fueran colocando en las mentes por formar sociedades criticas.
Destrozos en las barreras, cuando a las bestias, sus encantados, se transforman, también en marutes para cornear voluntades críticas, pensándose los primeros, en ser trasvestidos en seres enviados. Asustados caerían ante la palabra que los define. Y así pletóricos por ser izados un palmo del ninguneo, se dejaron yacer, tal abducidos.
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