sábado, enero 11, 2014

Hola querido, el coche fantástico no lo firmo

Mira, me he levantado y tenía que trabajar un poco (¿por qué siempre intento descubrir un nuevo programa que me va a hacer trabajar más?), gracias por traerme el café, y uff ¡qué tostadas!, pero ¿cómo puedes preparar esas tostadas?, me llevan a los días de vino y rosa en nuestra cama de agua, frente al mar del pacífico donde sellamos nuestra eternidad.

¡Ese pan-pistola!, que buscas por toda la ciudad para que en mi boca la miga cruja como el hielo deshaciéndose en la suavidad del sudor del calor caribeño

¡Ese aceite de Jaén que chorrea ansioso por aquellos sueños que se deslizaron del tiempo del encuentro!; firme, contundente, dueño de mil flores transportadas por aquella inquieta abeja que despertaba la mente.

Y el tomate, el tomateeeee, la delicia recorriendo los surcos trazados por el espíritu que se asimiló a la tierra.

Asi me cuidas cariño, liberándome de las puntiagudas piedras que maceran mis pies desnudos que caminan buscando.

Masajeas mi dolorido cuerpo atado al vuelo de las repetidas hojas otoñales y por eso, por eso, te daría la delicia del encuentro con las montañas regadas de nieves derretida,


Mas, joder

dejame pedalear con mi bicicleta

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Siameses y mercader

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