sábado, enero 18, 2014

De gilipollez en gilipollez

Llegamos a la mañana siguiente; pues no leí el artículo de Millas, parece que me falta algo. Además ayer sobrevolé el trabajo práctico realizado por países a los que creemos necesitados de dar clases como Ecuador,  su trabajo de apoyo práctico y diario en Haiti y como desde este ultimo país se podía ver a un encorbatado poseedor de nuevas propiedades obtenidas del dinero que les debía llegar a aquellas tierras. Y abriendo la ventana de ese golpeado país; ahí, en primer plano, vemos a nuestro pequeño héroe ciudadano, patriota (por si algún patriota cree que sólo existe una patria) y ve muerte y miseria y sufrimiento y le gustaría que extraditarán a ese ostentoso depravado que ha incendiado un dinero que fue para su propios coches y sus propias casas. Por fin, quitada la vergüenza, le reclama:

- eh tu incendiario! ¿Dónde has escondido todos los contenedores que nos pertenecen?. ¿los has quemado? y encima habéis contaminado el mar!. Y te vuelves a tí; en nuestra atalaya de sobrados y, porque no, también te atreves y dices, yo también te señalo violento, porque en nuestras cercanía, repugnas.

Y claro, descanso cuando leo a Juan José porque ha golpeado con la contundencia de su certera palabra para decirnos; ¡qué me dices martilleador de discos duros!, ni cien mil asalariados, de extraviada mente, podrán hacer olvidar que en cada byte pueden haber machacado mil plegarias de gloria, pero, sin embargo, en el polvo generado se intuye, los excitados ojos de seres saciados desde el empobrecimiento de una sociedad.

Y se prepararán a dibujar, ahí, a la derecha, donde la luz penetra aún entre las cortinas corazas de los editores, que lloran su independencia sometida en su diario oro


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Siameses y mercader

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Zaida, Fernando y