Me reuno, ya en la plaza, con la gorra que tanto asustó a mi amigo. Allí hablamos de lo que somos, de lo que podíamos haber sido, de lo bueno que eramos y la razón que siempre tenemos. Y ¡qué malos son los otros!.
Y entonces, hoy reviven en las ondas, estos dos seres que estas navidades dejaron de compartir sus ilusiones con nosotros que dudamos
Un homenaje a la vida, desde la izquierda
Y tras oír este homenaje a estos seres de la vida; claro, me voy al muro para entonar; ¿entonar?, entonar,; si, he dicho entonar, ahí me guiaran las guardianas de la ciudad de la energía, hacía el encuentro de las insuficiencias.
Oigo, la voz grabada de Concha, haciendo un llamamiento a la comunicación en la unidad, porque por encima de nuestras deficiencias, errores, debilidades y excrecencias tenemos enfrente el canto al individualismo más atroz. Esa absoluta entronización de la posibilidad personal que, siempre se esconderá, es dirigida por los que tienen las palancas del poder, dando al ser separado en su pobreza, la conciencia de sus caminares ajenos a la confluencia con el otro, en su demoniaco camino hacía elempobrecimiento y la aceptación, por un lado, de su discapacidad social y por otro lado, la conciencia de estar aprovechándose de lo concedido por el poderoso.
Entiendo en "Algo va mal" de Tony Judt, de la ed. Taurus y comprada en una de mis mágicas librerías, Taifa en el Barrio de Gracia, y lo demuestran seres humanos como la Red de Solidaridad Popular, de por ejemplo, Azuqueca, que el ser humano, no debe ser tirado, ni ser envilecido con el trato de reducirles a su estancia en la máxima pobreza. Se ha luchado con todos los medios, muchas veces robados a su denostada administración pública para justificar la eficacia privada. El amante de lo privado ¿En qué momento sería un buen amante de lo público?, sobre todo cuando eso dejará de satisfacer su ansia privada.
Por ello, se convierte en una máxima en el camino a una mayor igualdad social, eliminar las grandes diferencias que aumentan en estos años de destrucción del tejido que sostiene lo común.
El colchón en el que se adormilan los seres punientes de las debilidades ajenas debiera ser asaltado por los cortantes invernales puñales del encuentro en las plazas de las variadas vidas posibles.
Mi agradecimiento y amor a los mayores que como Concha, Nieves y otros, recorrieron las edades para construir los aromas de las danzas en las plazas de las primaveras que siempre vuelven
No hay comentarios:
Publicar un comentario