Borró personales sentencias, torpes descripciones, pare enterrar pasados sueños, pasadas responsabilidades; paró para comprender que nunca podría separarme de los tiempos vividos:
- De los días vestidos de lycra para enfrentarse a poderosos caballeros que batían el agua como ahora hubiera podido correr.
- De los sentimientos que había experimentado por ver como aquel amigo, sudoroso, me cuenta en un pequeño descanso que él había emprendido la universal pelea contra los molinos que estaban firmemente amarrados a la tierra, de las malas raíces que se nutren de nuestras aguas.
- De la tristeza que entonces le produjo la utilización de muertos, sin creer ver aves carroñeras y que ahora quedan más evidentes en las medidas tomadas, que retrotraían, incluso, a peores niveles de cuando había sucedido la desgracia que tiño un verano seco y por día ventoso.
- De los sueños rotos, por el encerramiento mental y físico en un espacio amado, pero que había dejado de ser único.
Recojo aquellas rápidas vías de escape y las balanceo sobre el columpio de la lectura del artículo (http://www.publico.es/culturas/420264/esta-izquierda-huele-a-derechas) sobre el ensayista Raffaele Simone, en Público, del día 4 de Febrero que acaba de publicar un libro, clarividente sobre hechos que muchos hemos intuido y que él pone nombre a todas estas sensaciones: "el mundo amable, ¿el mundo se vuelve de derechas? editado en España por Taurus. Leo rápido también sin asimilar un artículo de Fukuyama en el mismo sentido. Ahora, nos queda destaparnos a la auto complacencia y dejar las comodidad de los sofás sobre los que nos narcotizan para envolvernos en la fácil belleza
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