sábado, febrero 11, 2012

Hoy hace 22 años, también hoy en la India se camina

Nelson Mandela, tata Madiba, oyó que podía salir de la cárcel tras 27 años. Me he acercado a él de algunas formas; la forma más bella fue a través del libro de John Carlin, me enseño como pudiendo salir como perdedor, actuó para que tanto él como su captores, tan inhumanos, pudieran sentirse ganadores. Él ganó, amando la vida, que sólo podía ser un poco más bella, pudiendo haber paz entre bandos cruelmente enfrentados e incluso por momentos, azuzados por los intereses de poderosos que se aprovechan de intereses próximos y alimenticios y que tanto nos cuesta ver, por los ojos dirigidos a los objetivos marcados.

Y de paso, me clava la gran espina de ser sólo un pagador, cuando también este sábado, "A vivir que son dos días" se traslada hasta Anantapur para apoyar la labor que hace la Fundación Vicente Ferrer en la India. Hospitales, colegios, aprender a ganarse la vida y estar organizados para enfrentarse a la dureza de una país tradicional pobre, aunque como siempre debiéramos visualizar que una minoría se hace siempre con la riqueza y por tanto con el control del país.

Tuve apadrinada hasta hace tres años a Malleswaramma, me escribía y le respondí muy pocas veces y muy rápido. Un año, me avisó que se casaba, deseo que todo le vaya bien. Ahora apadrino a otra niña, pero aún estoy más lejos de ella y su familia. He dejado fiada a esta institución la gestión de mi pequeña aportación, en ese sentido no tengo problema, pero mi dinero, sin corazón, ayudará pero no transmitirá lo que siento hacía las personas que tienen que salir adelante tanto en aquel país, como aquí, los chicos rodeados estos de demasiadas cosas y sobre sin la consciencia de valor que le rodean, por el sacrificio que hacen sus mayores para salvarlos de tener la consciencia de la dureza de los caminos a recorrer.

Vicente Ferrer y Madiba, navegué con este en un barco donde sentía la debilidad de su casco ante las marejadas que se sucedían. Ahora como un Robinson, les contemplo y les necesito para sentir este mundo más humano. Y aunque lejos de ambos países, me mecen sus sonidos para no aceptar el conformismo con lo delimitado por los poderes y ser como ellos explorador de las propias vivencias que busquen cambiar los interesados faros, demasiado, alimentados por interesados.

Madiba y Vicente, the thimes are a changing, in those years and now we have to think about new possibilities to not accept their names


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