Un bello día que no se acaba, 25 de Abril (un vícunlo a una bella y eterna canción)
Sentir impotencia, por caminar en sendas paralelas para no encontrarnos nunca. Asistir a encuentros donde se fijan en viajeros con maletas al mismo destino pero donde se obvia el contenido del interior de la maleta de esos otros, destructores de los valores sociales; en los primeros, siempre encontraremos deteriorados y malolientes bagajes que, a muchos, no nos gustan ni tan siquiera un poco.
¿Cuántos días y momentos puedo encontrar a lo largo de un año para poner en evidencia esas enormes "o pequeñas" diferencias. Siempre me preguntaré, el porque de esos paralelismos hacia los fines, que nunca serán confluentes?. ¿Es sólo riqueza el saber analizar nuestros fallos y buscar nuestras actuación ideal?
Siempre mirando a esos "imposibles" malos lados, para nunca encontrar, ni poner en evidencia quienes se libran de pagar ibis, reciben subvenciones cubiertas y encubiertas (¿Qué son el apoyo a los colegios concertados e incluso privados?) y que tanto nos cuesta nombrar como es esa Iglesia Católica, antes tan militante políticamente y ahora entregada a una silenciosa recepción de prebendas; además de ser muy simpática al poder leerse estos últimos días, que manda un mensaje ahora de caridad hacia el otro, cuando el mensaje debiera ser de justicia, recibiendo lo que se debe.
No, lo siento, pero probablemente no; no asistiré a esa fiesta, para escuchar reproches a las pequeñas o grandes imperfecciones del otro, que por mucho que tropiece, también camina.
Sé que será malo que meta la cabeza bajo el ala, de ríos para deliciosos masajes interiores, de carreras para ahuyentar la impotencia
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